Gianni Infantino, nuevo presidente de FIFA, otorgó la primera entrevista exclusiva a Andrés Cantor, narrador de Telemundo y NBC Deportes. En la charla tocó varios puntos de interés general y que tienen que ver con las necesidades de este muy manchado organismo.

 

Casos de corrupción: Un asunto ineludible que sigue vigente y que seguramente ofrecerá más capítulos con nuevos protagonistas. Dice que cuatro años le son suficientes para limpiar la casa y lavar la imagen. Sin profundizar en métodos ni acciones a emprender, establece que el dinero que salió del futbol debe regresar a su lugar de origen, cosa que posee gran dosis de romanticismo y quizá en la misma medida de ficción, pero bueno, al menos la voluntad, está.

 

Tecnología: Tan viejos los criterios y razonamientos que tienen que ver con la implementación de la tecnología, como la existencia del juego. A pesar de ser el deporte más practicado en el mundo y con mayor penetración, mantiene su vacuna anti tecnología por establecer que va en contra de la esencia del juego y pretextando que, como el futbol se debe jugar igual en todas partes, no todos poseen los recursos para implementar el mismo nivel de ayudas, cosa que suena poco más que ridícula.

 

El caso es que finalmente hay alguien que le abre los brazos a la justicia y a la transparencia, porque no sólo se trata de ayudar a los árbitros y a reducir los márgenes de error, sino a abonar a la transparencia del futbol.

 

¡Son muchos! ¿Y quiere más?

 

El incremento a 32 equipos en la Copa del mundo sigue sin encontrar sustento deportivo porque simple y sencillamente no lo hay. Las diferencias entre muchos de los participantes son abismales, y aunque siempre hay lugar para las sorpresas y las revelaciones, siguen siendo eventualidades. Aún basados en la muy cierta teoría de que nada está escrito y cualquier cosa puede ocurrir en una competencia, cierto también es que son excepciones, mismas que confirman la regla; historias escritas de manera individual que no alcanzan a generar consenso para justificar la presencia de tantos equipos. Ahora, si tal cantidad nos parece exagerada, ya ni hablar de la idea para incrementar a 40 participantes.

 

En una Copa del Mundo deben estar sólo los mejores, se trata de competir en un nivel de excelencia sostenido, no de generar más claroscuros y exhibir más carencias que talento. Definitivamente es demasiada chica la casa para recibir 40 habitantes.

 

Me agradan las posturas incluyentes, así nació la rotación de la Copa del Mundo; sin embargo, una de las lecciones ha sido que el Mundial, la competencia estelar, es para el que puede, no para el que quiere. A mayor participación menor la calidad.

 

Sobre Qatar nada puede hacer, hay una decisión tomada sin importar cuan sucia fue. Se trata de limpiar, en la medida de lo posible, el pasado y aclarar el futuro, el mismo que pone en la mente de todos a Estados Unidos como el organizador del 2026. Al tiempo.