La Secretaría de Hacienda anunció un recorte al gasto público de 132 mil millones de pesos para este año, equivalente a 2.7% de lo que se tenía previsto; sin embargo, de ese monto 100 mil millones de pesos corresponden a Pemex, lo significa una reducción de 17.4% en el presupuesto de la petrolera.

 

Si bien los detalles del ajuste en Pemex se conocerán la próxima, una vez que éste sea evaluado por el Consejo de Administración de la empresa, de los 32.2 mil millones de pesos que deberá asumir el resto de las dependencias federales, 19.2 mil corresponden a gasto corriente, es decir el pago de insumos, sueldos y viáticos.

 

En tanto que 13 mil millones se recortarán en inversiones de proyectos que no son estratégicos para el país, pero no se tocarán sectores como el desarrollo social, seguridad pública, o el desarrollo del Tren Ligero de Guadalajara, el Tren México-Toluca, así como los etiquetados para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de acuerdo con lo dicho este miércoles por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

 

En una conferencia convocada de última hora, el responsable de las finanzas públicas del país, quien estuvo acompañado por el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, señaló que el ajuste preventivo se da para enfrentar el complicado escenario global.

Infografía: Xavier Rodríguez

 

“Lo que nos está diciendo este recorte es: no aguantamos más la presión de Pemex, o sea, el impacto que Pemex tiene sobre la actividad económica, retrasando el progreso de la economía del país, pues no han sido generadores de productividad en México”, comentó Marcelo de Jara, director de Crecimiento Económico y de Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

 

El objetivo de concentrar el recorte en Pemex es destinar menos recursos a una empresa que arroja pérdidas que al final tienen que ser absorbidas por el gobierno federal, agregó.

 

Los otros ajustes

 

En el mismo acto, el titular del Banxico anunció una medida inesperada: un incremento de 50 puntos base a la tasa de interés referencial, para dejarla en 3.75%, con el objetivo de disminuir el traspaso del tipo de cambio a la inflación y evitar que este indicador se salga de control, así como para reducir la pérdida de valor del peso frente al dólar.

 

“El tipo de cambio estaba desalineado respecto a los valores que pensamos que son congruentes con nuestro marco económico. Entonces el alza de tasas fue una manera de protesta, pues rechazamos esos niveles del dólar”, afirmó el gobernador del banco central.

 

Con esta medida, la tasa de interés del Banxico acumula un alza de 0.75% desde diciembre pasado, sin embargo, analistas consideran que no existe ningún motivo para alarmarse por el pago de la tarjeta de crédito o el pago de financiamiento automotriz o hipotecario, pues el incremento en el pago de estos instrumentos sería de 75 centavos por cada 100 pesos contratados.

 

“Si yo contraté un crédito hipotecario por 100 pesos y pagaba ocho pesos de intereses al año, ahora voy a pagar 8.75 pesos”, precisó Alexis Milo, economista en Jefe del Deutsche Bank.

 

Además, si el incremento en el indicador del Banxico permite otorgar estabilidad al tipo de cambio y la inflación, las tasas de interés a largo plazo bajarían, pues la población tendría un poder adquisitivo mayor que respalda el pago del crédito.

 

Una tercera medida fue anunciada por ambos funcionarios como parte integrantes de la Comisión de Cambios: la suspensión del esquema actual de subastas de dólares, que implicaba la colocación de 200 millones de dólares en el mercado cambiario si el peso se depreciaba 1%, así como 200 millones adicionales si la moneda local caía 1.5% respecto al billete verde.

 

“El cambio en el esquema de las subastas era necesario, pues ya no funcionaba, porque los mercados ya sabían cuándo iba a haber subastas, por el efecto del mecanismo era limitado”, consideró Juan Gándara, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).