Derivado de la falta de recursos de las familias y del limitado acceso a los servicios de salud, hasta 60% de los casos de cáncer infantil son diagnosticados por médicos generales que atienden en las farmacias, reveló un reporte de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC).
La Secretaría de Salud estima que cada año existen entre cinco mil y seis mil casos nuevos de cáncer en menores de 18 años; de acuerdo con cálculos elaborados a partir de los datos de la dependencia y de la AMANC, esto implicaría que más de tres mil niños son diagnosticados con esta enfermedad en consultorios médicos de bajo costo, regularmente asociados con farmacias.
Cifras de la dependencia indican que el tipo de cáncer más común son las leucemias, padecimiento que padece 52% de los pacientes atendidos al año; le siguen los linfomas (10%) y los tumores del sistema nervioso central (10%). De acuerdo con la dependencia sólo sobrevive 56% de los niños que son diagnosticados.
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En conferencia de prensa, el jefe del Servicio de Oncopediatría del Hospital Juárez de México, José Gabriel Peñaloza González, precisó que la detección y atención oportuna del cáncer infantil permite hasta 95% de posibilidad de curación.
El especialista explicó que los principales síntomas para detectar la leucemia linfoblástica (la tipología más común de las leucemias, presente en 27% de los casos) son fiebre sin causa que no mejora con antibiótico, sangrado sin explicación, moretones, manchas rojas en la piel, crecimiento de ganglios en las axilas y cansancio.
En el marco del Día Internacional del Cáncer Infantil, que se celebró ayer, la AMANC dio a conocer un reporte basado en el estudio de las más de dos mil 500 familias de pacientes con esta enfermedad a las que da asistencia cada año.
De acuerdo con este documento, cuando sus hijos comienzan a presentar algunos síntomas que pueden parecer comunes en otras enfermedades (palidez, fatiga, pérdida de peso, fiebre sin infección, dolor de cabeza, vómito, moretones, puntos rojos en la piel, dolor de huesos) las familias de escasos recursos se acercan a los consultorios de las farmacias, principalmente porque están cerca y son baratas.
El principal problema de que recurran a esta opción es que los médicos generales regularmente no están suficientemente capacitados para detectar la enfermedad en los niños, por lo que durante semanas y a veces meses, los menores siguen el tratamiento equivocado y son referidos a los hospitales regionales o de alta especialidad cuando la enfermedad está muy avanzada.