Quizá la peor descalificación de un presidente es que, a pesar de su encumbrado cargo y de su descomunal poder, sea un hombre insignificante.

 

Así comienza José Elías Romero Apis –subprocurador de la República y del DF en siete ocasiones, consejero jurídico adjunto a la Presidencia y colaborador de los gobiernos de cinco presidentes de la República– uno de los capítulos de su libro El jefe de la banda.

 

¿Se refiere el autor a alguien en particular? ¡Sin duda!

 

Pero antes de entrar en nombres, sigamos el pensamiento del maestro Romero Apis, porque el suyo no es un libro de chismes –ni siquiera se acerca a ello–; más bien es un sabroso acercamiento a la política mexicana, sus secretos y sus claves.

 

Refiere el jurista sobre “los protagonistas en la vida de los presidentes” que si hay algo muy lastimoso en la vida de un político es que “sean otros los personajes más importantes de su propia existencia”. Que el mandatario en turno sea tan sólo “un espectador, un extra o, cuando mucho, un actor de reparto”.

 

Es fácil identificar a algunos gobernantes a los que lo más importante que les ha sucedido en toda su vida han sido su metiche hermano, su hermosa novia o su ratero cómplice, dejando a ellos como una figura de segundo lugar… Vamos, ni siquiera sus errores o sus vilezas sino, tan sólo, lo que les prestan los que se fotografían junto a ellos.

 

Pensemos en Vicente Fox, propone el jurista, e imaginemos –para facilitar el método de análisis– que llevaremos su biografía al cine o a una telenovela:

 

Para interpretarlo yo contrataría a un buen actor que, más o menos, diera el parecido. Quizá a Daniel Giménez Cacho. Pero mi mayor presupuesto, mi mejor argumento y mi más fina atención sería el personaje de Marta Sahagún.

 

Aclaro que descarto a Raquel Pankowsky porque yo no haría una sátira cómica –precisa.

 

La vida de Fox, tan alumbrada por la fortuna pero tan complicada con el absurdo, me parece un profundo drama de la vida y la mayor tragedia personal que he visto en un presidente mexicano. Para comenzar, por lo que he dicho. Porque el personaje central de su vida es su esposa y no él.

 

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Los códigos secretos del sistema.- Asegura Romero Apis que si existiera un código secreto de la política mexicana, “sería más extenso que el Código Civil con sus más de tres mil artículos”.

 

Son muchísimas las reglas que determinan el funcionamiento político y tienen que ver con casi todo: Con el reclutamiento del gabinete presidencial, sus limitaciones para ratificación y su origen corporativo; con los ministros de la Suprema Corte y con los gobernadores de los estados; con los congresistas y con la forma en que la Cámara de Diputados se convirtió en la cámara de los partidos y el Senado en la cámara del gobierno; con la relación entre el presidente de la República y su partido político; con el comportamiento de los ex presidentes; con el tratamiento y el comportamiento hacia los superiores; con los colaboradores, los discursos, las crisis, la familia y las debilidades…

 

Sólo que no existe ningún libro donde se encuentren editadas las reglas del sistema político mexicano. Por ello, sostiene el autor, únicamente experimentando el ejercicio de la política puede despejar cada quien las dos o tres mil respuestas de su funcionamiento.

 

Y a decir de Romero Apis, “sólo una décima parte de los políticos mexicanos –independientemente de su jerarquía–, son los que conocen y practican el manual completo. Ellos son la aristocracia política mexicana”.

 

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¿Lo consideras muy pendejo?- Entre las anécdotas que refiere Romero Apis en su libro está aquella en la que uno de nuestros presidentes le preguntó si se había equivocado en la designación de un cargo en el gabinete.

 

Le respondió afirmativamente.

 

Me dijo: “¿Lo consideras muy pendejo”. Le respondí que no tenía nada de tonto sino, al contrario, que era muy inteligente. Pero, también, que era muy ambicioso y que había sido instalado en una dependencia que lo hacía muy poderoso. Que esa triple combinación podría desequilibrar el poder presidencial sobre todo en las grandes decisiones sucesorias.

 

Me dijo que pronto pondría remedio y así lo hizo unas semanas después.

 

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GEMAS: El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, se fracturó la tibia y el peroné mientras realizaba motociclismo recreativo en la carretera Mazamitla-Tuxcueca.