Entre ambos no podían ser más diferentes. Uno es de los más respetados actores de comedia de EU, con una trayectoria de poco más de dos décadas, mientras el otro es de los pocos que han logrado hacer una buena transición de ser una figura musical a ser un sólido actor, más enfocado en el género de la acción. Son Will Ferrell y Mark Wahlberg, quienes visitaron México como parte de la promoción de la comedia Guerra de Papás (Daddy’s Home), que llega este fin de semana a la cartelera nacional.

 

En el filme, Ferrell da vida a Brad, cuya nueva esposa, Sara (Linda Cardellini) tiene un par de hijos a los que se trata de ganar de cualquier manera, pero las cosas se le complican cuando reaparece el verdadero padre, Dusty, quien es completamente lo opuesto a él.

 

El filme, dirigido por Sean Anders, ha recaudado casi 200 millones de dólares en la Unión Americana, por lo que se ha convertido en una de las comedias familiares más exitosas en épocas recientes.

 

En 24 HORAS platicamos en exclusiva con ambos actores, quienes nos compartieron algunas de sus experiencias en el set de filmación.

 

¿Hubo alguna experiencia divertida que recuerden del set?

 

Mark Wahlberg: No alguna en particular, pues todo fue muy divertido en realidad, fue un ambiente donde nos reímos, jugamos, en realidad la pasamos muy bien.

 

¿Pasó algo en el set que les haya recordado alguna experiencia de la vida real con sus propios hijos?

 

Will Ferrell: Le tuve que comprar un pony a uno de mis hijos… y murió (risas). Pero creo que si hubo algo que nos permitió relacionarnos con los actores jóvenes fue justamente el ser padres. Aunque no, no tengo algún ejemplo de algo personal que hayamos llevado al set.

 

MW: Mis hijos y yo tenemos una relación en la que todos los días tratamos de aprender algo del otro, y creo que eso es lo que mi personaje, Dusty, trata de hacer con sus hijos, así que esa sería mi experiencia personal en el set.

 

¿Cómo fue trabajar con Linda Cardellini, cuyo personaje es el que mantiene unida a las dos familias?

 

MW: Linda es fantástica, y aunque en tiempos recientes se ha dedicado más a hacer cosas dramáticas, tiene un gran background en comedia, y en la película tiene una presencia muy importante en la casa, lo cual no habríamos podido tener sin su talento.

 

¿Consideran que todavía hay espacio en el cine para las buenas comedias familiares como ésta?

 

MW: Claro que la comedia familiar todavía puede gustar, basta ver el éxito que ha tenido esta película en Estados Unidos, por ejemplo. La gente sigue buscando poder salir a disfrutar algo con sus hijos, pero algo que los divierta, que pueda ser visto por todos. Quieren ver algo que tenga humor pero también corazón, y eso siempre funciona. De hecho es algo que suelo hacer con mi esposa e hijos.

 

WF: Y es que también pasa otra cosa, que es el hecho de que la mayoría de las buenas películas familiares actualmente son las animadas, así que para tener una buena película con actores reales tienes que ponerle mucho corazón, y creo que es lo que logramos con Guerra de Papás.

 

Si pudieran darle un consejo a los papás que pasen por algo similar a lo de sus personajes, ¿cuál sería?

 

MW: Que lo más importante es hacer las diferencias a un lado, que es lo mejor para los hijos. Hay que concentrarse más en lo que necesitan, en lo que quieren.

 

WF: En la mayoría de las películas en las que hemos estado siempre hay un tipo malo, y aquí es un poco el caso del personaje de Mark, pero creo que la manera como ambos trabajan para superar esas diferencias es lo mejor del mensaje que tiene el filme.

 

¿Cuál consideran que es el reto más grande de ser papá en la actualidad?

 

MW: Bueno, nosotros hemos criado a nuestros hijos en Los Ángeles y en Hollywood, pero tratamos de tenerlos con los pies en la Tierra lo más que se pueda, así que es un reto diferente al de la mayoría de los papás. Pero creo que lo más importante es predicar con el ejemplo.

 

WF: Y tratar de supervisar el acceso que tengan a los medios, o al Internet, a redes sociales, pues ahora tienen sus iPhones y eso es una gran y nueva frontera de la que, como papás, tenemos que preocuparnos.