El drama de la ocupación nazi vuelve a la pantalla grande con el estreno de Suite Francesa, adaptación de la primera novela sobre la Segunda Guerra Mundial, cuya autoría fue de la escritora judía-francesa Irène Némirowsky, asesinada en Auschwitz, y que es considerado como el primer retrato literario sobre el conflicto, mismo que recibió el prestigiado premio Renaudot.

 

Dirigida por el inglés Saul Dibb, esta producción histórica ubicada en Francia, en 1940, es protagonizada por Michelle Williams, Kristin Scott Thomas y Matthias Schoenaerts, y narra la historia del incontenible e inconveniente amor apasionado entre una aldeana francesa cuyo marido es prisionero de guerra y un teniente del ejército alemán invasor, el cual tendrá consecuencias terribles en tiempos de la ocupación francesa por parte de los nazis. Tras estrenarse en el XIII Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta llega este fin de semana a las salas mexicanas.

 

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“Es sobrecogedor cuando piensas en el nivel de emoción que sientes cuando piensas en la historia de Irene, la cual es mucho más extraordinaria que su novela”, expresa Williams, quien da vida a Lucille Angellier.

 

“Tan pronto como leí el guión, puedo ver a Irene y escuchar su voz alrededor de mí. Suele ocurrir en pocas ocasiones, pero sus palabras me suenan a música”, agregó Williams, ganadora del Globo de Oro en 2012 por su interpretación de Marilyn Monroe en My Week With Marilyn, quien añadió: “Cuando lidias con el legado de una persona de la vida real, adquieres una gran responsabilidad. Quieres ser fiel a esa persona, como en este caso quise serlo con Irene. Además, el hecho de que su historia estuvo a punto de no ser publicada, la hace más hermosa todavía”.

 

Por su parte, Scott Thomas, quien da vida a Madame Angellier, señaló: “El filme presenta esta increíble historia de Irene y su libro, y espero que le hayamos hecho justicia, porque su publicación fue algo muy importante. Es un documento histórico para Francia. Es un relato acerca de una violenta ocupación, la cual todavía tiene resonancia en la época actual y en todo el mundo.

 

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“Creo que lo interesante es que Irene, a pesar de ser judía, no incluye personajes judíos en su relato ni dice nada acerca de su persecución. Algunos incluso la han etiquetado de antisemita por no haber expuesto lo que pasó con los suyos en esa época en Francia. Sin embargo, en nuestro filme sí hay un momento en el que se puede observar qué es lo que le ocurría a los judíos, y eso fue nuestro propio tributo al destino de Irene”.

 

Finalmente, el director del filme, Saul Dibb, expresó que el haber agregado dichas escenas fue una “necesaria pieza de libertad artística. Irene escribió generosamente acerca de la ocupación francesa, en un libro que fue escrito en 1940, en las primeras etapas de la Segunda Guerra Mundial, y ni siquiera se refiere a los invasores como nazis. Ella no tenía una perspectiva completa de lo que le estaba pasando a su gente, o de lo que pasó en Francia”.

 

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