El Pleno de la Cámara de Diputados podría presentar y votar el miércoles próximo la reforma constitucional que propone la desindexación del salario mínimo, adelantó el presidente de esta soberanía, Jesús Zambrano Grijalva.

 

En un comunicado, el diputado perredista precisó que “en esta misma semana México podrá dar un viraje decisivo en el corazón de la política económica dominante por más de 30 años en el país”.

 

Indicó que se presentará al pleno la minuta que modifica diversos artículos de la Constitución Política para desvincular el salario mínimo de multas, impuestos, prestaciones y otros ordenamientos legales que han impedido su crecimiento.

 

Con esta reforma, precisó, “se abre el paso para la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos”, y confió en que se vote en San Lázaro a fin de que se envíe de inmediato a los estados, para que los congresos locales realicen las aprobaciones respectivas.

 

El aval a esta reforma deberá ser “antes de que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) sesione y defina los incrementos salariales generales para 2016, como lo ha venido haciendo desde hace más de tres décadas mediante incrementos diminutos que ni siquiera recuperan el poder de compra de los sectores más vulnerables”.

 

Agregó que con la aprobación de esta reforma constitucional ya sólo habrá un salario mínimo nacional; por ello, el Congreso de la Unión deberá emitir la legislación reglamentaria a fin de determinar el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA), que lo sustituirá como referencia de trámites, multas, impuestos, prestaciones y otros.

 

Zambrano Grijalva mencionó que existe la propuesta de modificar el término “salario mínimo” por “unidad de cuenta”, para revertir la distorsión que se le ha dado al contemplarlo como un referente de valor de mercado y no como un derecho constitucional de los trabajadores.

 

Indicó que con esta reforma se contribuirá a establecer una política de recuperación gradual del poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores mexicanos, que actualmente están entre los peor pagados del mundo, al haber sufrido en las últimas tres décadas una pérdida acumulada de casi 80% en su capacidad de compra.