En el mes y medio que lleva en el cargo, el nuevo secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, descubrió lo que todo el país ya sabía desde hace por lo menos 50 años: Que existen dos Méxicos; el de los ricos y el de los fregados. ¡Qué bárbaro, cuánto talento!, exclaman los pobres.

 

Para tratar de corregir esta situación, Meade anunció que tiene la instrucción de relanzar la política social. “Hay que reestructurar los programas sociales”, sugiere. ¿Ooootra vez y a mitad del sexenio, secretario?

 

Los especialistas en la materia sugieren al secretario que para no hacer el ridículo, como lo hizo la señora Rosario Robles, quien se la pasó tres años declarando que el número de pobres en México “iba en picada”, hasta que el Coneval la desmintió, le eche un ojo al cuadernillo que publicó la OCDE, titulado “midiéndole el agua a los camotes”, perdón, “Midiendo el bienestar de los estados mexicanos”, que se refiere al México de la pobreza, de la desigualdad, de las carencias…

 

Dice el documento, entre otras cosas: “Actualmente se requieren de mayores esfuerzos para avanzar en áreas tales como la educación, la seguridad, la calidad de los empleos y la reducción de la pobreza, en las cuales México todavía registra un desempeño limitado si se le compara con otros países de la OCDE. Asimismo, en términos de resultados de bienestar, existen grandes disparidades entre las entidades federativas del país”.

 

Y documenta: “En promedio, México ha empeorado en las dimensiones de seguridad, ingresos y empleo. Las condiciones de pobreza extrema que se concentran en unos cuantos estados como Guerrero o el Estado de México, explican el deterioro de la seguridad en los últimos cinco años; mientras que el empeoramiento de la situación laboral, aunque menos grave que el de la seguridad, se ha extendido a la mayoría de los estados en los últimos 10 años. Asimismo, se ha observado una caída generalizada de los ingresos de los hogares, sobre todo desde el año 2008; y en los estados donde se ha registrado un incremento en el ingreso, también se ha observado un crecimiento de la desigualdad…”

 

meade_comercio_armas_WEBEl documento también apunta que los estados mexicanos y el Distrito Federal difieren considerablemente en la mayoría de las dimensiones de bienestar. Para una persona, la diferencia entre vivir en uno de los estados con el peor desempeño, a uno de los estados con el mejor desempeño, puede significar una probabilidad cuatro veces más alta de encontrarse en pobreza, cuatro años menos de esperanza de vida, una probabilidad siete veces mayor de abandonar la escuela, siete veces más probabilidades de trabajar muchas horas por un salario muy bajo y una probabilidad tres veces más alta de sentirse inseguro en su propia localidad.

 

La pobreza, agrega el estudio de la OCDE, continúa siendo un tema preocupante en muchos estados, al igual que la insuficiencia de una serie de servicios básicos. De acuerdo con el indicador de pobreza multidimensional –una medida de pobreza monetaria y no monetaria– 76% de la población en Chiapas se encontraba en situación de pobreza en el año 2014, mientras que en Nuevo León –el estado con la tasa de pobreza más baja del país– fue sólo 20%.

 

Esa es, según la OCDE, la realidad de “los dos Méxicos”.

 

Y hablando de pobreza y de miseria, el presidente Enrique Peña Nieto reconoció la semana pasada –en el Día Mundial de la Alimentación– que a 34 meses del inicio de su administración, 4.5 millones de mexicanos son beneficiarios de distintos programas que les permiten asegurar su alimentación todos los días gracias a más de ocho mil comedores comunitarios que existen en la geografía nacional. “Pero no podemos quedarnos ahí…”, señaló y expuso: Lamentablemente, de acuerdo con las mediciones de los programas sociales, por un lado hoy hay más pobres en el país que hace tres años, pero menos personas que se encuentran en la miseria, quiso decir.

 

De ahí, pues, que además de asegurar la alimentación de millones de personas –agregó el primer mandatario–, hay que revertir la desigualdad que tenemos en México y asegurar que en toda la geografía nacional, todos los mexicanos tengan acceso a mecanismos que les aseguren un desarrollo y un futuro promisorio y de éxito.

 

¿Podrá José Antonio con el encarguito?