Si alguna duda tenían los analistas políticos bisoños de que el titular de la Secretaría de Desarrollo Social “le está haciendo el caldo gordo” al secretario de Hacienda en su loca carrera para conseguir la candidatura del PRI a la Presidencia de la República en el 2018, aquí está otra pruebita: “Cuidar la estabilidad macroeconómica es la base para combatir la pobreza”, insiste José Antonio Meade.

 

¿O sea que los discursos del viejo PRI, del PAN en la “docena trágica” y del nuevo PRI del siglo XXI, donde decían y dicen que la mejor manera de superar la pobreza en el país es la “inclusión social” y la “promoción productiva”, el crecimiento económico, la creación de empleos, más infraestructura en las poblaciones marginadas, mejor educación y bla, bla, bla, son demagogia?, preguntan los antropófagos, perdón, los antropólogos sociales.

 

Lo que deben entender los 60 millones de mexicanos que se encuentran en la pobreza y hasta en la miseria es que por la bendita estabilidad macroeconómica (el discurso de Hacienda y de los banqueros comerciales, pues) no se han muerto de hambre, parece responderles el secretario de Desarrollo Social.

 

Gracias a la estabilidad económica, hay abasto suficiente y precios bajos de los bienes de la canasta básica porque la inflación es la más baja de los últimos 47 años, les explica el funcionario a los “fregados”. ¡Debería ir de vez en cuando al mercado a comprar fruta, verduras, tortillas, huevo, leche, carne, frijol y otros productos que requieren diariamente millones de familias mexicanas, para que compruebe que el ingreso no les alcanza para un cuarto de la susodicha canastita!, sugieren “los de abajo”.

 

Tratando de explicar lo inexplicable, Meade afirma que bajo la nueva técnica para medir la pobreza (la métrica), en México se ha reducido el número de fregados, o sea los que se encontraban en pobreza extrema; pero se ha incrementado la pobreza en general de manera importante. ¡Ah, chingá!, exclaman los pobres que se quedaron perplejos.

 

Lo que deben tener claro es que “uno no va a resolver el problema de los ingresos (de los pobres) desde el gobierno; lo va a resolver cuando se generen empleos, cuando haya un proceso de innovación y competencia que baje precios; cuando haya un proceso de inversión que abra nuevas oportunidades. Y eso de fondo va a tener un impacto  estructural en el corto y en el largo plazo en materia de pobreza”, sentencio José Antonio Meade, una de las “fichas políticas” que el secretario de Hacienda está moviendo para aspirar a la candidatura presidencial.

 

¡Regresa, Chayito, te perdonamos tus pecados e infidelidades!, exclaman los malosos.

 

Agenda previa

 

Y hablando de pobreza y de miseria, el pleno del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), que dirige Benjamín Grayeb Ruiz, se sumó a la convocatoria de José Antonio Meade, secretario de Desarrollo Social, para conjuntar esfuerzos gobierno y sector privado, que permitan hacerle frente a las condiciones de pobreza en el campo mexicano. Este esfuerzo se materializará con la firma del convenio por un México sin pobreza, que permitirá a la membresía del CNA sumarse con acciones específicas, en temas como la atención al rezago educativo, el acceso a los servicios de salud y el mejoramiento de la vivienda.

 

¡Ay la contaminación! Hace dos años, Mauricio Tabe, presidente del Comité Directivo Regional del PAN en la hoy Ciudad de México, se opuso abiertamente a la propuesta de Miguel Mancera del “doble hoy no circula”. Ante los niveles preocupantes de emisiones, el jefe de Gobierno argumentó y documentó que los más de cuatro millones de autos que se mueven a diario en la Ciudad de México generan por lo menos 10 mil millones de kilos anuales de CO2. De esos 4 millones, 44% son automóviles que provienen del Estado de México. Pero Tabe calificó la propuesta de disparatada, insensible, política mediocre y otros calificativos horribles, horribles.

 

Hoy todos sufrimos las consecuencias de los elevados niveles de contaminación que nos trae la población flotante, principalmente del Estado de México.