A poco más de siete meses de que el gobierno federal autorizó a la Universidad de Innsbruck para llevar a cabo una prueba de secuenciación masiva paralela para identificar si los restos que encontró la PGR en el basurero de Cocula son de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, aún no han llegado los resultados.

 

El 20 de enero, el entonces Procurador General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, dio a conocer que las 16 pruebas de evidencia que envió la dependencia federal a la universidad austriaca no tenían la cantidad suficiente de ADN para obtener un perfil genético que pudiera ser comparado con el de los familiares de los estudiantes desaparecidos, y de esta forma identificar los restos encontrados en Cocula.

 

Como respuesta a esta limitante, Innsbruck pidió autorización a la PGR para utilizar el método de secuenciación masiva paralela, el cual ofrecía las posibilidades “más prometedoras” para identificar los restos localizados; el riesgo de este método era que podría consumir los últimos extractos de ADN que quedaban y ni aun de esa forma, obtener resultados.

 

“Esperamos que estos análisis tomen tres meses, pero no podemos proporcionar una fecha de terminación definitiva’’, informó en su momento la institución.

 

Sobre el tema, este diario consultó al doctor Walther Parson, líder del equipo del departamento de Medicina Legal de Innsbruck, que intenta identificar los restos hallados entre la vereda al río y el basurero de Cocula (a donde según la verdad histórica de la PGR, habrían sido arrojados los cuerpos calcinados de los normalistas). El científico señaló que no tiene permitido proporcionar información sobre su trabajo.

 

El 27 de agosto, once meses después de la desaparición, la procuradora Arely Gómez aseguró que la PGR enviaría a Innsbruck la ropa y objetos recabados de los autobuses de los cuales fueron secuestrados los normalistas; ello después de que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió que estas pruebas fueran tomadas en cuenta.

 

En un comunicado de prensa emitido por la Universidad de Innsbruck, la institución informó que el 1 de septiembre la PGR entregó 56 piezas de evidencia, “nuestra orden es averiguar si estas muestras contienen ADN de las personas desaparecidas. Los resultados podrían contribuir a las investigaciones que actualmente se llevan a cabo en México”.
En caso de que efectivamente las muestras contengan ADN, se utilizarán métodos similares a las pruebas para determinar la paternidad para comprobar que la ropa de los camiones sí era de los estudiantes, “los perfiles (genéticos) obtenidos serán comparados con las muestras de los familiares que ya se analizaron. Cálculos estadísticos podrían entonces mostrar si las manchas contienen ADN de los desaparecidos”.