La Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y la Agencia Espacial Mexicana (AEM) realizan una investigación en el área de la geomedicina para crear un mapa de riesgo nacional sobre la plaga del dengue y chikungunya.

 

A través del Laboratorio Nacional de Geoprocesamiento de Información Fitosanitaria (LaNGIF) de la UASLP, un equipo de geógrafos localizará los puntos donde el mosquito transmisor está presente en todo el país.

 

El proyecto comenzó en 2010 con un monitoreo vía satélite de zonas marginadas y afectadas, recordó la coordinadora técnica del LaNGIF-Ciacyt, Guadalupe Galindo Mendoza, en una entrevista para la Agencia Informativa Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

 

El proyecto contiene un índice entre mapas y diversos datos que recopila el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para determinar las zonas de mayor reproducción y afectación del insecto, indicó.

 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dengue es una infección transmitida sobre todo por la especie de mosquito hembra Aedes aegypti, y en México representa un problema de salud pública.

 

En el caso del chikungunya, que se detectó en más de 60 países de acuerdo a la OMS, se trata de una enfermedad viral que se transmite por la picadura del mosquito portador del dengue y se caracteriza por dolores articulares.

 

En México los focos epidémicos están en Chiapas, Veracruz, Campeche y Tabasco, pero se detectaron casos en Nayarit, San Luis Potosí y algunas zonas de Jalisco.

 

“Sin embargo, no se emiten alertas oportunas porque están afectando muchas zonas de turismo internacional. Estas apariciones en climas desérticos se deben al cambio climático y a la plasticidad y capacidad que tienen los insectos de transformarse y adaptarse. El clima y las temperaturas ya no son una barrera”, dijo Galindo Mendoza.

 

“Las poblaciones más vulnerables de infección son las que viven en alta marginación, que tienen piso de tierra, sin drenaje y sin agua. El 21 por ciento de nuestra población, aproximadamente cuatro millones de familias, sufre este tipo de carencias”, añadió.

 

Mediante el uso de diversos recursos tecnológicos como imágenes de satélite, sistemas de información geográfica y teléfonos inteligentes, los investigadores relacionan variables que permiten el desarrollo del mosquito en algún lugar.

 

Qué hacer para evitar la trasmisión del chikungunya

 

“Queremos desarrollar una plataforma en tiempo real con la Agencia Espacial Mexicana dentro del campo de la geomedicina. Con base en análisis de características geográficas, demográficas y sociales en relación con el análisis espacial, se dará seguimiento a estas problemáticas”, puntualizó.

 

“Además estudiamos las características del paisaje que determinan las invasiones y las enfermedades. Son tres sanidades las que hemos denominado como ‘paisaje epidemiológico’: la salud agrícola, la forestal y la humana”, señaló.

 

Los investigadores también planean crear talleres participativos en las comunidades afectadas para que conozcan el riesgo del dengue y del chikungunya.

 

Galindo Mendoza comentó que en colaboración con la AEM buscan generar imágenes de satélite con mayor resolución espacial para hacer un monitoreo continuo de los focos epidémicos donde se encuentran las enfermedades.

 

 

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