FERGUSON. Ferguson, la ciudad que en 2014 recordó a EU que su debate racial está lejos de estar superado, sigue indignada un año después por la falta de cambios tangibles que aseguren que no habrá más muertes como la del joven negro Michael Brown, abatido por un policía blanco cuando iba desarmado.

 

Durante los últimos cuatro días, centenares de manifestantes han vuelto a salir a las calles de esta pequeña ciudad del Medio Oeste del país para pedir el fin de la discriminación y la violencia policial contra los negros.

 

Cuando se les pregunta por qué, la respuesta es unánime: “seguimos indignados, nada ha cambiado”.

 

El retorno de una milicia armada que patrulla las calles de Ferguson suscitó críticas tanto de manifestantes como del jefe de policía del condado mientras se repiten las manifestaciones.

 

El jefe policial de St. Louis, Jon Belmar, dijo que la presencia nocturna de los Oath Keepers, que usan chalecos camuflados a prueba de balas y portan ostensiblemente fusiles y pistolas en la avenida West Florissant, escenario de marchas y protestas durante los últimos días, era “tanto innecesaria como provocativa”.

 

Belmar se propone preguntar al fiscal del condado, Bob McCulloch, sobre la legalidad de patrullas armadas por parte del grupo activista ultraderechista antigubernamental, integrado por militares y exmilitares y policías. Pero la ley de Missouri permite que todo el que tenga autorización para portar armas la pueda exhibir en todo el estado.

 

John Karriman, un representante del grupo que ha enseñado en la academia policial de la Universidad estatal del Sur de Missouri y se postuló infructuosamente como candidato del Partido Libertario para jefe policial de condado en el sudoeste del estado, no respondió inmediatamente un llamado en el que se le pidió una declaración al respecto. El coordinador de miembros del grupo remitió la pregunta al fundador Stewart Rhodes, que estudió derecho constitucional en la Universidad de Yale.

 

Por otra parte, la policía arrestó a alrededor de dos decenas de personas en Ferguson durante una protesta que se prolongó hasta el martes por la madrugada. No hubo disparos, hurtos, saqueos ni daños materiales durante la manifestación en la avenida West Florissant, dijo el vocero policial Shawn McGuire.

 

Esa arteria del suburbio de St. Louis ha sido escenario de meses de protestas masivas, a veces violentas. Pero el lunes por la noche no hizo falta apelar a gases lacrimógenos y no se reportaron heridos ni policías ni civiles, dijo McGuire en una declaración. A eso de la 1 de la mañana los grupos se dispersaron.

 

McGuire dijo que se efectuaron 23 arrestos, aunque la policía todavía no había contabilizado la cifra total.

 

La concentración se produjo unas 24 horas después que una manifestación en la avenida West Florissant se vio interrumpida por disparos y una balacera policial que dejó a un joven de 18 años herido de gravedad, lo que volvió a agravar las tensiones en el suburbio de St. Louis.

 

El director ejecutivo del condado de St. Louis, Steve Stenger, proclamó el estado de emergencia, una situación que autoriza al jefe de policía del condado, Jon Belmar, a tomar el control del manejo de emergencias de la policía en el interior y los alrededores de Ferguson.