RÍO DE JANEIRO. Los atletas que compitan en los Juegos Olímpicos del año que viene van a nadar y remar en aguas tan contaminadas con excrementos humanos que corren el riesgo de enfermarse gravemente y de impedirles competir.

 

Un análisis de la AP sobre la calidad de las aguas comprobó altos niveles de virus y bacterias de aguas residuales en las sedes de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Estas conclusiones alarmaron a expertos internacionales y generaron desazón entre los competidores que han entrenado en los lugares, algunos de quiénes han sufrido fiebres, vómitos y diarrea.

 

Esta es la primera investigación independiente sobre la existencia de virus y bacterias en las sedes olímpicas.

 

Funcionarios brasileños han asegurado que el agua es segura para los atletas olímpicos, pero el gobierno no realiza pruebas en busca de virus.

 

La contaminación de las aguas es común en Brasil, donde la mayor parte de las aguas residuales no son tratadas y buena parte de los desechos son canalizados por cunetas al aire libre y vertidos en ríos y arroyos que desembocan en las sedes olímpicas.

 

Como consecuencia de ello, los atletas olímpicos que competirán en deportes acuáticos seguramente entrarán en contacto con virus capaces de causarles enfermedades y que en algunos análisis alcanzaban un nivel 1.7 millones de veces superior a lo que sería considerado aceptable en una playa del sur de California.

 

A pesar de las promesas que vienen haciendo las autoridades desde hace décadas de limpiar las aguas, los visitantes se topan con un fuerte hedor apenas llegan al aeropuerto de Río. Las famosas playas de Río están desiertas por el barro pútrido que acarrean las olas y en el lago olímpico Rodrigo de Freitas aparecen a menudo peces muertos.

 

“Estas son básicamente aguas residuales”, dijo John Griffith, biólogo marino del Southern California Coastal Water Project, un organismo independiente. Griffith examinó los protocolos, la metodología y los resultados de las pruebas hechas por la AP.

 

“Agua de los inodoros y las duchas, todo lo que la gente tira en sus fregaderos… Todo eso se mezcla y va a parar a las aguas de las playas. Sitios como estos serían cerrados inmediatamente aquí”, dijo aludiendo a Estados Unidos.

 

Vera Oliveira, funcionaria de la Secretaría del Medio Ambiente de Río que supervisa las aguas, dijo que las autoridades no analizan los niveles de virus del lago olímpico, cuyo control de calidad está bajo jurisdicción de la ciudad.

 

Las otras sedes acuáticas de los Olímpicos son jurisdicción de la agencia del medio ambiente del estado de Río.

 

Leonardo Daemon, coordinador de calidad de agua del organismo estatal, dijo que su dependencia sigue de manera estricta las regulaciones brasileras y olímpicas sobre calidad del agua, a partir del estudio de los niveles de bacteria.

 

“¿Qué parámetros deberíamos seguir para medir la cantidad de virus? Porque la presencia o ausencia de un virus en las aguas… necesita tener un patrón, un límite”, afirmó. “No hay parámetros para la cantidad de virus tolerable en relación con la salud humana en lo que compete al contacto con el agua”.

 

 

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Numerosos atletas con ambiciones olímpicas se zambullirán en las aguas de Copacabana este sábado para participar en pruebas clasificatorias para el triatlón, y a partir del miércoles se realizará el Campeonato Mundial Juvenil de Remo en el lago olímpico. En agosto hay programados ensayos de vela y del maratón de natación.

 

Más de 10,000 atletas de 205 países participarán en los juegos y cientos de ellos navegarán aguas próximas a la Marina da Gloria de la Bahía de Guanabara, nadarán en las playas de Copacabana o remarán en las aguas saladas de lago Rodrigo de Freitas.

 

La AP encargó cuatro tandas de análisis en cada una de esas tres sedes olímpicas y también examinó el oleaje de la playa de Ipanema, popular entre los turistas pero donde no habrá competencias. Se tomaron 37 muestras en las que se buscaron tres tipos de adenovirus humanos, además de rotavirus, enterovirus y bacterias coliformes de materia fecal.

 

Las pruebas hechas por la AP, que continuarán en el próximo año, indicaron que ninguna de las sedes tiene agua donde se pueda nadar o navegar a salvo, según expertos internacionales.

 

Se encontraron reiteradas veces altos niveles de adenovirus humanos activos e infecciosos, que se reproducen en los aparatos intestinales o respiratorios de la gente. Son virus que causan malestares estomacales, respiratorios y de otros tipos, incluidas fuertes diarreas y vómitos.

 

Las concentraciones de los virus eran equivalentes a las que se encuentran en aguas residuales, incluso en una de las zonas examinadas menos contaminada, la playa de Copacabana, donde se realizarán el maratón y el triatlón y en la que se espera que se bañen probablemente unos 350,000 turistas extranjeros.

 

“Todo el mundo corre el riesgo de sufrir infecciones en estas aguas contaminadas”, dijo Carlos Terra, hepatólogo y director de una asociación de médicos especializados en la investigación y el tratamiento de trastornos hepáticos de Río.

 

Kristina Mena, una estadounidense especializada en le evaluación de los riesgos asociados con los virus de las aguas, analizó la información de la AP y calculó que los deportistas que participan en deportes acuáticos tendrán un 99% de posibilidades de sufrir infecciones si ingieren tres cucharadas pequeñas de agua. Indicó que el que alguien se sienta enfermo, o no, dependerá de su sistema inmunológico así como de otros factores.

 

No sólo los nadadores corren peligro de contraer infecciones. También quienes participen en pruebas de vela, canotaje y, en menor medida, remo tienden a mojarse cuando compiten, además de que podrían absorber algún virus por las vías respiratorias. Los virus pueden contraerse vía oral, por los ojos, un orificio o, incluso, a través de una pequeña cortada.

 

Se pensó que el lago Rodrigo de Freitas, que ha sido limpiado en los últimos años, era seguro para los remeros. Sin embargo, los estudios de AP comprobaron que las suyas son de las aguas más contaminadas, con entre 14 millones y 1.700 millones de adenovirus por litro.

 

A título de comparación, los expertos que supervisan las aguas del sur de California se alarman cuando observan 1.000 adenovirus por litro.

 

“Si yo fuese a competir en los Juegos Olímpicos”, dijo Griffith, el experto de California, “iría temprano y trataría de fortalecer mi sistema inmunológico antes de las competencias oficiales, porque no veo cómo pueden resolver el problema de las aguas residuales”.

 

El doctor Richard Bidgett, director médico del Comité Olímpico Internacional, dijo después de ver los hallazgos de AP que el COI y las autoridades brasileñas deben atenerse a su programa de buscar sólo baterías para determinar si el agua es segura para los atletas, ya que ésa es la norma aceptada a nivel global.

 

“Hemos recibido garantías de la Organización Mundial de la Salud y otros de que no hay riesgo significativo para la salud de los deportistas”, dijo a AP en un aparte de una reunión del COI en Malasia.

 

“Habrá personas que presionen para hacer toda clase de pruebas más, pero seguimos el experto consejo y recomendaciones oficiales sobre cómo supervisar el agua de forma eficaz”, indicó.

 

Muchos expertos en agua y salud estadounidenses y europeos presionan a las agencias regulatorias para que incluyan pruebas de virus para determinar la calidad del agua, dado que la mayoría de las enfermedades derivadas de actividades recreativas acuáticas están relacionadas con el agua, y no las bacterias.

 

 

 

 

“Enorme riesgo para los atletas”

 

Iván Bulaja, técnico croata del equipo austríaco que compite en las pruebas 49er de vela, ya lo ha visto de primera mano. Sus dirigidos han perdido varios días de entrenamiento porque han sufrido de vómitos y diarrea.

 

“Es de lejos la peor calidad de agua que hemos visto a lo largo de nuestra carrera”, dijo Bulaja.

 

Cuando entrenaron a principios de mes en la Bahía de Guanabara, el navegante austríaco David Hussl dice que él y sus compañeros tomaron medidas preventivas y que se lavaron la cara con agua de botella cuando son bañados por alguna ola. También se bañan apenas vuelven a la costa. Estas iniciativas no ayudan demasiado: Hussl dijo que estuvo enfermo varias veces.

 

“Tuve altas temperaturas y problemas estomacales”, expresó. “Siempre paso un día entero en la cama y no vuelvo a navegar por dos o tres días”.

 

Es un riesgo enorme para los atletas y para sus sueños, sostuvo el técnico Bujala.

 

“Dedican su vida para conquistar una medalla olímpica”, afirmó, “y uno puede enfermarse unos pocos días antes de la competencia y de repente ya no puedes competir”.

 

El doctor Alberto Chebabo, director de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Río, dijo que las aguas residuales generan problemas de salud de carácter “endémico”, sobre todo diarrea infantil.

 

Al llegar a la adolescencia, los cariocas han estado tan expuestos a los virus del agua que sus organismos generaron anticuerpos. Pero los atletas y turistas extranjeros no tendrán esa protección.

 

“Alguien que no ha estado expuesto a esta falta de recaudos sanitarios y va a playas contaminadas obviamente tendrá muchas más posibilidades de resultar infectado”, manifestó Chebabo.

 

Se calcula que un 60% de los brasileños adultos han estado expuestos a hepatitis A, según Terra, el hepatólogo de Río. Los médicos recomiendan a todo extranjero que visite Río, ya sea deportista o turista, se vacune contra la hepatitis A. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomienda así mismo, una vacuna contra la fiebre tifoidea.

 

 

 

Bajo el microscopio

 

La AP encomendó a Fernando Spilki, virólogo y coordinador del programa de calidad ambiental de la Universidad Feevale del sur de Brasil, que analizase las muestras de agua.

 

Spilki buscó tres tipos de adenovirus que revelan la presencia de desechos humanos. También buscó enterovirus, la causa más común de infecciones en las vías respiratorias en los jóvenes, y rotavirus, que provocan gastroenteritis.

 

Dijo que los análisis que hizo hasta ahora revelan que las aguas de Río “padecen de una contaminación crónica” y que “la cantidad de materia fecal que llega a las aguas en Brasil es muy alta. Lamentablemente, tenemos niveles comparables a los de algunas naciones de África o de la India”.

 

Griffith, el experto de California, dijo que lo inquietante no es lo que encontró Spilki, sino el hecho de que “es probable que haya virus más peligrosos que no tratamos de detectar que están ahí al acecho”.

 

Si bien abundan las enfermedades, en Río no hay demasiada información estadística relacionada con las aguas sucias, según expertos médicos.

 

Las enfermedades causan fuertes malestares y la gente rara vez va a ver a un médico, por lo que no se recolecta información. A la gente se le recomienda reposo y que se mantengan hidratados.

 

A nivel mundial, no obstante, los rotavirus, según la Organización Mundial de la Salud, generan unas dos millones de hospitalizaciones y la muerte de 450,000 niños todos los años.

 

Los análisis de la AP encontraron rotavirus en tres diversas ocasiones en sedes olímpicas, dos veces en el lago y una en una playa pegada a la Marina da Gloria, donde largarán las pruebas de vela.

 

Mena, profesora asociada de la University of Texas Health Science Center y experta en la calidad del agua, hizo lo que describió como una evaluación “conservadora” de los riesgos que enfrenarán los atletas que participen en competencias acuáticas en Río, sobre la base de que ingerirán 16 mililitros de agua (tres cucharadas pequeñas), mucho menos de lo que los atletas dicen que ingieren.

 

Concluyó que “el riesgo de infección es de un 99%”.

 

“Con esas concentraciones de virus, ¿creo que alguien debe exponerse? La respuesta es no”.

 

La AP midió también la bacteria coliforme hallada en la materia fecal, organismos de una sola célula que viven en los intestinos de humanos y animales. Pueden ser una indicación de que hay cólera, disentería, hepatitis A y fiebre tifoidea.

 

En el 75% de las muestras tomadas en el lago olímpico, la cantidad de coliformes fecales superaba el límite legal de Brasil para el “contacto secundario”, expresión que alude a remeros, que no se sumergen en el agua pero son salpicados. Dos muestras contenían diez veces el nivel aceptado. En la Marina da Gloria solo una muestra superó ese nivel, mientras que en la playa más popular de Río, Ipanema, la cantidad de coliformes fecales era tres veces el nivel aceptado en una sola muestra. En Copacabana, la AP no encontró ninguna violación en el coteo de coliformes fecales.

 

Los coliformes fecales son usados como estudio comparativo por los gobiernos para medir si las aguas están contaminadas porque son relativamente fáciles de analizar y no cuesta mucho encontrarlos. Brasil hace solo análisis bacteriales para evaluar la calidad del agua.

 

En Río, los niveles de coliforme fecal encontrados no fueron tan grandes como los de los virus hallados por la AP. Esa brecha es precisamente el epicentro de un debate global entre expertos de todo el mundo, muchos de los cuales piden a los gobiernos que midan también las cantidades de virus para determinar si las aguas de uso recreativo son seguras.

 

Esto obedece a que la bacteria del coliforme fecal de las aguas residuales sobrevive poco tiempo en el agua, especialmente en condiciones saladas y soleadas como las de Río. Loa adenovirus humanos sobreviven varios meses, tal vez años, según algunos estudios.

 

Esto quiere decir que incluso si Río pudiese por arte de magia eliminar todos los contaminantes y tratar las aguas, estas permanecerían contaminadas por largo tiempo.

 

 

“Una oportunidad perdida”

 

En su presentación olímpica, las autoridades de Río prometieron que los juegos “regenerarían las magníficas vías acuáticas” de la ciudad a partir de una inversión de 4,000 millones de dólares del gobierno en la ampliación de la infraestructura sanitaria básica.

 

Fue una de tantas promesas incumplidas que costaron a los contribuyentes de Río más de 1.000 millones de dólares, sin que haya demasiados resultados palpables.

 

El viejo problema de las aguas residuales se agravó en la última década, cuando muchos de los 12 millones de habitantes de la zona metropolitana se instalaron en las favelas próximas a la bahía.

 

Los desperdicios que producen las favelas son transportados por unos 50 ríos y arroyos que desembocan en la Bahía de Guanabara, cuyas aguas alguna vez fueron cristalinas. Buena parte de la bahía despide un fuerte hedor y en sus playas llenas de palmeras está prohibida la natación.

 

Toneladas de basura doméstica –pelotas de futbol desinfladas, almohadones y máquinas de lavar– forman islotes de desperdicios frente a la costa.

 

A partir de 1993 la agencia de cooperación internacional de Japón invirtió cientos de millones de dólares en un proyecto de limpieza de la bahía. El Banco Interamericano de Desarrollo dio, a su vez, un préstamo de 452 millones de dólares para esa iniciativa.

 

Pero una cultura de mala administración impidió progreso alguno. Por años, ninguna de las cuatro plantas de tratamiento de aguas residuales construidas por los japoneses operó a plenitud. Una de las plantas en el barrio Duque de Caxias no trató una sola gota de agua desde su inauguración inicial en 1998 hasta su segunda inauguración en octubre del año pasado. Durante 14 años no estuvo conectada a cañería o canaleta alguna y sus enormes tanques fueron cubiertos de vegetación.

 

En el 2012 la agencia japonesa dijo que el proyecto había sido “insatisfactorio” y que “no se registraron mejoras significativas en la calidad del agua de la bahía”.

 

Como parte de su presentación, Río prometió construir ocho instalaciones para tratar las aguas, que filtrarían buena parte de los residuos e impedirían que toneladas de basura llegasen a la bahía. Hasta ahora sólo se ha construido una planta.

 

Las lagunas color verde fosforescente del Parque Olímpico, que según estudios del propio gobierno brasileño contiene algunas de las aguas más contaminadas de Río, iban a ser dragadas, pero el proyecto encara numerosas trabas burocráticas y todavía no ha despegado.

 

“Las autoridades brasileñas prometieron la luna con tal de conseguir los juegos y, como de costumbre, no cumplieron sus promesas”, dijo Mario Moscatelli, biólogo que cabildeó durante 20 años para que se limpiasen las aguas de Río. “Es triste, pero no una sorpresa”.

 

A medida que se acercan los juegos, las autoridades han dado marcha atrás con muchas promesas. El gobernador de Río Fernando Pezao admitió que “no va a haber tiempo” para completar la limpieza de la bahía antes de la justa.

 

El alcalde de Río, Eduardo Paes, dijo que es una “lástima” que no se puedan cumplir las promesas y que los juegos están resultando “una oportunidad perdida”, al menos en lo que se refiere a la limpieza de las aguas.

 

Pero el portal del comité organizador de las Olimpiadas todavía dice que uno de los principales legados de los juegos será “la rehabilitación y protección del medio ambiente, particularmente de las bahías y canales” donde habrá competencias.