KINGSTON. Los océanos cubren la mitad del globo terrestre y sus frígidas profundidades contienen enormes depósitos minerales que jamás fueron explotados. Hasta ahora, estuvieron fuera del alcance del hombre, pero podría estar comenzando la era de la explotación de los minerales submarinos al compás de los avances en la fabricación de robots y de la desaparición de depósitos cerca de la superficie. La creciente demanda de cobre, cobalto, oro y otros elementos necesarios para la fabricación de celulares y demás productos de alta tecnología ha hecho que se empiecen a explorar las profundidades submarinas, a miles de metros debajo de las aguas.

 

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, con sede en Jamaica, ha comenzado a emitir contratos de exploración ante el espanto de los defensores del medio ambiente, quienes dicen que hay que proteger la frágil biodiversidad oceánica y que no se conocen los riesgos ligados a la extracción de minerales del fondo del mar.

 

“El ritmo de las actividades ha aumentado mucho en los últimos cinco años”, declaró Michael Lodge, subsecretario general de la Autoridad, una poco conocida dependencia de las Naciones Unidas con sede en Kingston encargada de supervisar el lecho marino y de regular las actividades mineras en el mar. “Notamos que el sector privado está haciendo grandes inversiones”.

 

La autoridad, conocida por sus siglas en inglés ISA, supervisa los lechos marinos fuera de las aguas territoriales de cada país. Hasta ahora ha aprobado 27 contratos de exploración, la mayoría de ellos a partir de 2011. Son contratos a 15 años que permiten la exploración minera en un millón de kilómetros cuadrados (390.000 millas cuadradas) en el fondo los océanos Pacífico, Atlántico e Indico.

 

Los gobiernos y las empresas privadas se mueven con tal velocidad para registrar sectores y evaluar los depósitos que los entendidos pronostican que la minería comercial en el fondo del mar podría comenzar en los próximos cinco años usando robots y sistemas de tuberías que pueden hacer llegar minerales triturados a barcos.

 

Durante una conferencia de delegados de sus casi 170 estados miembros realizada este mes en Jamaica, la ISA empezó a elaborar pautas para regular la explotación comercial de metales y minerales submarinos.

 

Un grupo de científicos internacionales publicó un artículo en la edición de la revista Science del 9 de julio en el que exhortó a la ISA a suspender temporalmente la concesión de nuevos permisos de exploración hasta que se establezcan “zonas marinas protegidas” en las áreas donde se planean hacer exploraciones.

 

“Le debemos a las futuras generaciones analizar las cosas antes de actuar y sacar conclusiones sobre el posible impacto de la minería submarina antes de que se autorice la minería”, sostuvo Matthew Gianni, cofundador de la Coalición para la Conservación del Lecho Submarino.

 

A pesar de las advertencias, no obstante, en días recientes la ISA autorizó un nuevo contrato de exploración sobre 72.645 kilómetros cuadrados (28.087 millas cuadradas) en el Pacífico a la China Minmetals Corp., lo que hace que China sea el país con más permisos, cuatro.

 

La ISA fue creada en 1994 y opera bajo las normas de la Convención de la ONU sobre las Leyes del Mar. La única gran potencia que no ha ratificado la convención es Estados Unidos, cuyos legisladores adujeron que podía socavar su soberanía económica y militar. El Departamento del Interior concedió dos permisos de exploración en el Pacífico a Lockheed Martin Corp., una firma estadounidense que se ha asociado con el Reino Unido, el cual está afiliado a la ISA.

 

Hasta ahora la mayoría de los contratos han sido concedidos para exploraciones en la Zona de Fracturas Clarion-Clipperton, una región del Pacífico frente a las costas de México y Estados Unidos. Son aguas con una profundidad de 4.000 a 6.000 metros y se cree que hay allí vetas de cobre, cobalto, magnesio y concentraciones importantes de elementos de tierras raras. La ISA estableció nueve áreas en esta zona en las que no admitirá la explotación de minerales.

 

“Las concentraciones de minerales que hay en el fondo del mar son mucho más ricas que las de la superficie de la Tierra”, dijo Lodge. “Por eso, la demanda va a aumentar”.

 

Douglas McCauley, ecólogo y biólogo de la Universidad de California de Santa Bárbara, afirmó que la minería y otras actividades industriales submarinas como la generación de electricidad a partir del océano indican que la humanidad está en los albores de una “revolución industrial marina”.

 

Las actuales propuestas para los océanos “se parecen mucho a lo que hicimos con la tierra en el 1700 y el 1800”, afirmó, agregando que el inicio de la revolución industrial estuvo acompañado de un incremento en las tasas de extinción de los animales.

 

MCauley sostuvo que la humanidad está hoy mucho mejor preparada para proteger la biodiversidad.

 

“La revolución industrial terrestre se produjo antes de que tuviéramos las herramientas para administrar los objetivos del desarrollo y los de la biodiversidad. No podemos responsabilizar a la gente del 1700 por los daños causados al medio ambiente”, manifestó. “Pero sí seríamos los responsables si no manejamos la minería submarina como se debe”.