El 9 de agosto de 2013, uno de los capos mexicanos más famosos salió del penal de máxima seguridad de Puente Grande… por la puerta grande. No hizo falta salir escondido en un carro de lavandería o excavar un túnel de 1.5 kilómetros desde su celda.

 

A Rafael Caro Quintero, fundador del desaparecido Cártel de Guadalajara y acusado por el homicidio de un agente antinarcóticos estadunidense, lo liberó el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara, que argumentó que el capo no había sido juzgado debidamente, pues el crimen contra Enrique Camarena, el agente de la DEA asesinado, debió haber sido juzgado en un tribunal del fuero común y no en uno federal.

 

Cuando las autoridades federales se dieron cuenta de lo que había pasado, Caro Quintero ya estaba fuera del penal, pues lo había abandonado a las dos de la mañana de ese viernes, mientras que la notificación para que fuera liberado llegó hasta las 10 de la mañana al complejo penitenciario, como después reclamaría la Procuraduría General de la República (PGR).

 

“La PGR tiene en su poder la constancia de notificación (…) de donde se desprende que fue hasta las diez horas del día 9 de agosto cuando el Tribunal Unitario hizo del conocimiento del MP la sentencia que ordenó liberar a Rafael Caro Quintero”, acusó, en ese entonces, la dependencia en un comunicado.

 

Al día de hoy no se sabe dónde se encuentra Caro Quintero, quien está prófugo de la justicia, tanto mexicana como estadunidense, luego de que la Suprema Corte ordenara rectificar la sentencia del Tribunal de Guadalajara.