Un nuevo fármaco lucha por obtener la aprobación de la agencia sanitaria de Estados Unidos para poder ser recetado y vendido al público como un tratamiento médico para combatir la insatisfacción y la falta de deseo sexual en las mujeres, disfunción que en México afecta a 40% de la población femenina, de acuerdo con una encuesta del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex).

 

Según la Asociación Mexicana para la Salud Sexual A.C., las disfunciones sexuales son problemas de las personas para alcanzar el deseo, la excitación o el orgasmo, y más allá de ser un asunto placentero, afecta las relaciones de pareja, la salud y la autoestima de las personas.

 

Este padecimiento se manifiesta más comúnmente en los hombres a través de la disfunción eréctil, la incapacidad de tener una erección y afecta a cerca del 50% de los mexicanos; para las mujeres es mucho más “silencioso”, porque no tiene una manifestación física evidente. Sin embargo, ahí está.

 

Si bien no hay muchas cifras sobre el tema, de acuerdo con un estudio que elaboró el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara, 60% de las mujeres finge alcanzar el orgasmo cuando está con su pareja. Además, una encuesta del Imesex señala que 40% de las mexicanas nunca o casi nunca han sentido un orgasmo.

 

El debate

Este problema, que también afecta al 40% de las mujeres estadunidenses, ha levantado una fuerte polémica en aquel país después de que el laboratorio Sprout Pharmaceuticals sometió nuevamente a consideración de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) la aprobación del fármaco flibanserina, para combatir la ausencia de deseo sexual y orgasmo en las mujeres.

 

La discusión ya rebasó el ámbito comercial y se ha instalado en la discusión de género: ¿debe existir un medicamento que ayude a las mujeres a experimentar el deseo sexual?, ¿por qué para los hombres ya existen fármacos que los ayudan a tener una vida sexual más plena y para las mujeres no?

 

La sexóloga Rinna Riesenfeld de la Federación Mexicana de Salud Sexual y Sexología (FEMESS) explicó a 24 HORAS que este tipo de medicamento “puede” ayudar a tratar los aspectos fisiológicos de la disfunción sexual femenina, pero ésta -al ser un fenómeno complejo que involucra otros factores- necesita más que químicos.

 

“Técnicamente puede ayudar a la vasocongestión y facilitar un orgasmo pero puedes tener un orgasmo y no satisfacción, si la insatisfacción es emocional eso (un medicamento) ayuda pero no soluciona. La sexualidad no es un switch, por eso (una píldora) sólo podría apoyar”.

 

Cosa de machos

 

Los promotores de la píldora rosa señalan que ésta no ha sido aprobada por cuestiones “machistas”, pues actualmente en el mercado existen cuando menos 26 drogas para ayudar a los hombres que padecen disfunción eréctil y ninguna para las mujeres.

 

“El acceso igualitario a la salud debe ser un derecho fundamental tanto para hombres como para mujeres. Pero en el tema de la salud sexua -en particular en cuanto a la disfunción sexual- eso no ocurre. Cuando menos una de cada diez mujeres sufre de  mujeres sufre del Desorden de Pérdida de Deseo Sexual, con implicaciones negativas para sus parejas, sus familias y la estabilidad de relaciones duraderas”, señalan activistas en una petición firmada y lanzada a través de la plataforma www.eventhescore.com, cuya traducción más cercana sería “Igualemos las cosas”, promovida por el laboratorio Sprout Pharmaceuticals, el cual desarrolla el fármaco flibanserina e impulsa su aprobación ante la FDA.