Una red de tráfico de cocaína fue develada ayer; en ella están involucrados al menos dos empresarios brasileños, militares venezolanos, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y autoridades de Honduras que conformaron una ruta para que la droga llegara a manos de los cárteles de Los Zetas y de Sinaloa en México.

 

El entramado fue develado tras lo que el gobierno de Brasil denominó “Operación Doña Bárbara” y tras el que se detuvieron a 13 personas en distintos estados brasileños, se embargaron bienes, así como se congelaron cuentas bancarias, dio a conocer el diario O Estado.

 

Los empresarios fueron identificados como Paulo Flores, Manoel Meleiro Gonsalez y Ronald Roland, quienes compraron aeronaves para realizar los envíos de cocaína en la ruta Venezuela-Honduras.

 

Las aeronaves partían de los estados brasileños de Sinop, San Félix de Araguaia y Bacabal, hacían escala en Venezuela para lo que habían sobornado al personal de tráfico aéreo, a cambio de una clave para identificarlos y protegerlos, y otro soborno a los militares, que incluso llegaban a recibir los aviones en los hangares oficiales.

 

Los pagos a cambio de los favores llegaban a los 400 mil dólares por vuelo, se indica en O Estado. Los empresarios indicaron que eran “un general” y “un coronel” sus contactos venezolanos.

 

Las aeronaves aterrizaban generalmente en la comunidad de Aparte, estado de Zulia, cerca de la base militar de Maracaibo, y “al menos una vez los narcotraficantes pagaron una comisión extra de mil dólares para guardar un avión en un hangar del Ejército venezolano”, afirma el periódico.

 

En ese país se cargaba la cocaína que era proveída por miembros de las FARC y se les daba a los pilotos nuevos códigos para hacer una escala en Honduras, en donde se entregaba la droga. Ahí los sobornos eran de 200 mil dólares.

 

Muchos de los aviones eran abandonados en el país centroamericano y en ocasiones eran quemados para no dejar huellas.

 

Esta información coincide con la publicada por 24 HORAS el pasado 28 de mayo sobre una investigación por corrupción en la que una avioneta fue dejada en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, y que habría sido un regalo de Joaquín El Chapo Guzmán para un ex funcionario de la administración de Manuel Zelaya.

 

En Honduras la droga se entregaba a los cárteles mexicanos, hasta ahí llega la ruta, según la investigación. A los pilotos se les entregaban entonces identificaciones falsas, la mayoría con nombres latinos y con supuesta nacionalidad hondureña o guatemalteca.

 

O Estado agrega que, en el marco de las investigaciones, que son realizadas bajo secreto judicial, la Policía Federal brasileña ha realizado varias operaciones esta semana y que se buscó a las embajadas de Venezuela y Honduras para tener una postura, sin que éstas respondieran.

 

Paulo Flores fue detenido durante la investigación con 2.3 millones de reales en efectivo (11.5 millones de pesos), pero el empresario afirma, igual que Roland y Gonsalez, que es inocente.

 

Venezuela y Honduras han reportado en los últimos tres años diversos decomisos de aeronaves con cargamento de droga con destino a México, incluso el gobierno venezolano ha derribado avionetas, el último caso se presentó el 4 de noviembre de 2014; el jet abatido se dirigía al departamento hondureño de La Ceiba, dijeron entonces autoridades.