Desde 1997, cuando el Gobierno del Distrito Federal (GDF) se hizo cargo de la administración del Sistema de Transporte Colectivo (STC), se dejó en un abandono sistemático al Metro, lo que generó que sus trenes y equipos cayeran en obsolescencia.

 

El STC fue creado como un organismo público descentralizado del entonces Departamento del Distrito Federal por decreto presidencial el 29 de abril de 1967 e inaugurado dos años después, el 4 de septiembre de 1969.

 

Tras las reformas de 1996 al artículo 122 de la Constitución Política, el Sistema de Transporte Colectivo dejó de depender del Gobierno Federal y pasó a ser administrado por el Gobierno de la Ciudad de México.

 

Para el Sindicato de los Trabajadores del Metro, que lidera el diputado local por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) Fernando Espino, desde que el PRD gobierna en la capital se dejó de considerar la adquisición de refacciones para el mantenimiento de trenes y equipos.

 

Esto “por considerar que las existencias en almacenes eran suficientes para atender la demanda, sin tomar en cuenta que las refacciones almacenadas serían utilizadas durante el ejercicio en vigor y que las compras previstas en el presupuesto serían para el año siguiente”.

 

En un diagnóstico que hizo el Sindicato en mayo de este año sobre las condiciones del Metro se lee que, en la actual administración de Joel Ortega, en el STC prevalece “la tendencia a no comprar refacciones e implementos de trabajo en perjuicio del mantenimiento a trenes e instalaciones”.

 

Por ejemplo, el Sindicato se refiere a que este abandono tiene a la Línea 1, la más vieja de la red, “a punto del colapso debido al deterioro que han sufrido las vías, la pista de rodamiento y la barra guía, por el uso que se les ha dado en algunas zonas por más de 45 años”.

 

 

Funcionarios nuevos, desacierto

 

El gremio acusa en el documento Comentarios en torno a la operación del Metro de la Ciudad de México que otro “desacierto de la actual administración del Sistema” fue la determinación de designar en los cargos de Subdirector General de Mantenimiento y Director de Transportación a funcionarios de nuevo ingreso.

 

“Históricamente no había ocurrido, toda vez que estos puestos son fundamentales para la adecuada operación del Metro, por lo que siempre se había optado por ratificar a quien ocupaba el puesto o incorporar a los técnicos con amplia experiencia en Técnica-Metro formados en la misma empresa, situación que no fue considerada por la actual administración”, critican.

 

El sindicato señaló que los funcionarios de nuevo ingresó son Oscar Leopoldo Díaz González Palomas, subdirector General de Mantenimiento, y Miguel Gerardo Requis Bustos, quien reingresó al Metro en el área de Ingeniería y Desarrollo Tecnológico, luego de 20 años de estar fuera.

 

Además de Jorge Salvador Esquinca Montaño, gerente de Seguridad Institucional; Luis Ruiz Hernández, director de Transportación, y Antonio Pineda González, director del Instituto de Capacitación y Desarrollo (Incade).

 

 

 

Insistió en cerrar toda la Línea 12

 

Por la falta de una capa de amortiguamiento que debe ir debajo de las vías, el Sindicato de Trabajadores del Metro recomendó al Gobierno del Distrito Federal (GDF) cerrar toda la Línea 12 para corregir la falla, lo cual pondría en riesgo la promesa de reabrir las 11 estaciones suspendidas en noviembre próximo.

 

Se trata de un material conocido como neopreno, que es una capa de amortiguamiento que se instala encima de una plancha de concreto que sirve de base a las vías, misma que no fue instalada en toda la Línea Dorada, sino sólo en algunas zonas.

 

Las vías deben tener debajo del balasto –piedra que impide el movimiento de los rieles- una plancha de concreto, y entre ésta y el balasto debe ir la capa amortiguadora, pero en la Línea Dorada sólo se colocó en algunas zonas una mezcla de grava y arena, lo cual es considerado como una falla seria.

 

Esto fue advertido por el Sindicato a Mancera desde el 3 de marzo pasado, cuando enviaron una carta “informándole sobre las condiciones en que se encuentra la Línea 12 del Metro y la conveniencia de cerrarla en su totalidad, haciendo hincapié en el hecho de que el cajón en que se encuentran asentadas las vías carece de un material denominado neopreno”.