Desde 2013 Chihuahua puso en marcha un programa estudiantil juvenil que busca romper el ciclo de violencia, drogas y crimen que amenaza con convertirles en la masa delictiva del presente y del futuro inmediato.

 

Se llama “Libre de Prisiones” y en esta estrategia el gobierno estatal utiliza a reos de alta peligrosidad para advertir a los jóvenes acerca de tomar decisiones equivocadas, como ligarse a alguna organización delictiva.

 

Los “maestros” de los jóvenes son reclusos condenados a penas máximas o cadena perpetua por secuestro y homicidio, y las clases son al interior de la cárcel de la capital de Chihuahua o extramuros.

 

A pesar de la peligrosidad de los internos seleccionados para platicar con los alumnos, todos ellos son voluntarios, son cuidadosamente seleccionados, pues deben participar en algún programa de la prisión, como clases educativas y mostrar voluntad de rehabilitarse.

 

Jorge Chairez Daniel, vocero de la Procuraduría estatal, explicó que el programa ha tenido buena aceptación entre los padres de familia ya autoridades educativas. “Hay padres que nos han solicitado que introduzcamos este programa en más escuelas”.

 

En lo que va del 2015, este programa ha llegado a 23 mil alumnos y desde que esta dinámica inició son más de 53 mil 800 los niños y jóvenes que han pasado por esta plática.

 

Libre de Prisiones es un programa administrado por el sistema judicial de Chihuahua. La meta es prevenir el delito concientizando a los jóvenes sobre las terribles consecuencias de cometer delitos.

 

En el estado de Chihuahua, 80% de los delitos de alto impacto los cometían jóvenes entre 18 y 25 años, ya que son el segmento de la población mayormente utilizado por los grupos criminales, es por ello que se realiza el esfuerzo de traerles información, experiencias reales y así evitar que puedan caer en prisión.

Los maestros

 

José Enrique Jiménez Zavala, El Wicked, asesinó en diciembre de 2010 a la activista Marisela Escobedo Escobedo cerca del palacio de Gobierno de Chihuahua, quien a su vez exigía justicia para su hija asesinada: Rubí.

 

En 2008, a los 16 años, Rubí se fue de su casa. Al año siguiente, en junio de 2009, su novio, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, fue arrestado en Zacatecas. Este presunto miembro de Los Zetas llevó a la policía de Ciudad Juárez al cuerpo quemado de Rubí.

 

A pesar de confesar el asesinato de Rubí, en abril de 2010 un panel de tres jueces dejó en libertad a El Piwi, alegando falta de pruebas. Tras quedar en libertad, un juez lo condenó en ausencia, pero en noviembre de 2012 resultó muerto durante una balacera con soldados en Zacatecas.

 

Un mes antes, en octubre de 2012, el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, anunció que la policía había arrestado a El Wicked, quien confesó el asesinato y aceptó ser miembro de Los Aztecas, una violenta pandilla callejera que ejecuta para el Cártel de Juárez.

 

A los jóvenes, El Wicked narra cómo engañaba a los estudiantes que enrolaba en su grupo, Los Aztecas, con el argumento de que no les iba a pasar nada. Ahora él mismo está sentenciado a prisión vitalicia.