NUEVA YORK. Los admiradores de Glee descubrirán este viernes si el último número de la serie musical será alegre o triste.

 

Tras su último capítulo, un especial de dos horas que se transmitirá el viernes por la noche en Fox, Glee deja un legado memorable.

 

Se atrevió a intentar algo que pocas veces ha funcionado en una serie de televisión: mezclar la narración dividida en episodios con la producción de número musicales. Al colocar esos números en el contexto de un coro escolar, llamado New Directions, en la secundaria William McKinley, abrían el panorama para un montón de historias sobre crecer, aceptarse a uno mismo, tener perseverancia y soñar.

 

Además Glee hizo algo que pocos pensaban posible, hacer que los clubs de coro se volvieran populares en las escuelas.

 

También fue una plataforma para talentos nuevos, presentando a estrellas como Lea Michele al tiempo que le daba espacio a veteranos como Matthew Morrison y Jane Lynch, y tuvo participaciones especiales de una gran cantidad de celebridades que incluyeron a Helen Mirren, Lindsey Lohan y Ricky Martin.

 

La música pop, nueva y clásica, alcanzó a nuevos públicos en el programa y a través de la venta de más de 50 millones de canciones y 13 millones de álbumes bajo la marca Glee.

 

Aunque demostró que existe un apetito entre el público por el teatro musical, la serie logró algo más: destacó e incluso ayudó a normalizar a los jóvenes que tradicionalmente son marginados en la vida real y en televisión. Entre los personajes bajo el gran espectro de “Glee” había una chica transgénero llamada Wade “Unique” Adams. La tolerancia o al menos el esfuerzo por lograrla era uno de los distintivos del programa.

 

Durante su larga duración Glee se enfrentó al drama en la vida real por la muerte de Cory Monteith, un actor revelación que interpretaba al cantante y quarterback Finn Hudson. Monteith había luchado por años con las adicciones y en julio de 2013 murió a los 31 años por una sobredosis de alcohol y drogas.

 

El octubre que Glee se despidió de Finn (cuya muerte fue incluida en la trama de la serie aunque nunca fue descrita) también le rindió homenaje a Monteith en un emotivo episodio de adiós donde la realidad se hizo demasiado presente en la historia de ficción del programa.

 

Con el final de la serie la realidad irrumpirá una vez más. Para los personajes en la secundaria McKinley High, así como el público que los siguió por seis temporadas, el día de graduación está muy cerca.