TÚNEZ. Tres terroristas vestidos con uniformes militares intentaron asaltar el Parlamento de Túnez, y tras un tiroteo, se refugiaron en el vecino museo del Bardo, donde tomaron como rehenes a decenas de turistas que se encontraban disfrutando de varias exposiciones. A 17 de ellos los mataron. Adicionalmente, los terroristas asesinaron a dos personas de nacionalidad tunecina: un policía y una mujer que trabajaba en el museo.

 

La guardia de Seguridad de la Cámara se dio cuenta de que los tres terroristas uniformados no llevaban armas reglamentarias y, al pedirles que se detuvieran, se desató un tiroteo durante el cual los presuntos asaltantes lograron huir hacia el museo del Bardo, uno de los más importantes de Túnez.

 

En el momento del intento de asalto, había varias comisiones parlamentarias reunidas, en particular la de Justicia, con el titular del Ministerio a la cabeza, quienes discutían entre otros temas, una ley antiterrorista.

 

Todos los diputados y otras personas que se encontraban en el interior del edificio fueron evacuados a una misma sala, mientras las fuerzas de seguridad y el ejército ponían en marcha el dispositivo de alerta máxima de lucha contra el terrorismo.

 

La televisora privada Wataiya mostró imágenes de efectivos de seguridad enmascarados escoltando a docenas de turistas para ponerlos a salvo, mientras otros apuntaban sus armas a un edificio adyacente. Muchos ancianos, al parecer turistas, corrieron presas del pánico, incluso una pareja con dos niños.

 

Entre los muertos se encuentran cuatro italianos, dos franceses, dos colombianos, un brasileño, cinco japoneses, un polaco, un australiano y dos catalanes, quedando otra víctima sin identificar. Los colombianos (la esposa y un hijo del general retirado José Arturo Camelo Piñeros) y el brasileño formaban parte de un grupo de turistas que realizaban un crucero por el Mediterráneo y que habían hecho escala en Túnez.

 

Algunos de los italianos que visitaban el museo eran pasajeros del Costa Fascinosa, un crucero que realiza un viaje de siete días por el Mediterráne. El propietario Costa Crociere confirmó que algunos de sus tres mil 161 pasajeros visitaban la capital de Túnez y que la visita al museo estaba dentro del itinerario.

 

El Museo Nacional Bardo, se encuentra en el interior de un palacio del siglo XV, es el mayor de Túnez y tiene una de las mejores y más completas colecciones de mosaicos romanos en el mundo.

 

El museo está cerca del Parlamento, unos 4 kilómetros del centro de la ciudad. Una nueva ala de arquitectura contemporánea fue añadida como parte de una renovación en 2009, duplicando su área. El museo exhibe unas ocho mil obras.

 

Las autoridades tunecinas informaron también de que dos de los asaltantes fueron abatidos. Todo indica que el tercero logró escapar junto con otras dos personas, vistas en el lugar del ataque. Éste último dato no ha podido ser confirmado por las autoridades.
Munira Brahmi, diputada del partido islamista Al Nahda que se encontraba en el Parlamento durante el ataque, explicó que al menos cuatro hombres armados entraron en el Museo a media mañana con un grupo de rehenes.

 

Momentos antes, un joven de unos 22 años y vestido a la manera occidental había abierto fuego contra un grupo de unos 40 turistas que se disponían a entrar en el Museo del Bardo, el más importante de Túnez, situado junto al parlamento.

 

Un fotógrafo que se encontraba en el jardín del museo tras el ataque al autobús dijo que al menos cuatro hombres armados corrieron por los jardines, donde se refugiaron tras no haber podido penetrar en los edificios del Parlamento.

 

Se cree que todo comenzó como un intento de asalto a la Asamblea que fue frustrado.

 

La fuente añadió que presenció cómo los terroristas eran abatidos finalmente a las 15:00 horas.

 

Fuentes de los servicios de seguridad de Túnez identificaron a dos de los terroristas muertos durante el asalto como Yaber Jachnawi, originario de la región de Kaserín, en el suroeste, y Yasín Labidi, del barrio capitalino Ibn Jaldún.

 

El padre de Jachnawi reconoció que su hijo, al que consideraba desaparecido, le había telefoneado desde Irak hace tres meses donde se había sumado al movimiento radical Estado Islámico (EI).

 

El jefe de Estado tunecino, Beyi Caid Essebis, calificó el atentado de ” gran catástrofe y aseguró: “no tengo más comentarios”, en declaraciones a los medios.

 

Aunque la policía aún mantiene abiertas todas las opciones, los indicios apuntan a que se trataría de una acción de grupos yihadistas vinculados con la organización de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), con el movimiento radical Ansar al Sharia o incluso con una rama del Estado Islámico (EI), autoproclamado en Siria e Irak.

 

Túnez, uno de los países de los que proceden yihadistas que se han sumado al Estado Islámico en Irak y Siria, combate desde hace semanas a grupos terroristas de la región de Kasserin, una zona montañosa cerrada militarmente donde se atrincheran radicales provenientes de todos los países del Sahel, vinculados con la Organización Al Qaida en el Magreb, Ansar al Saharia y el propio Estado Islámico. Se estima que tres mil tunecinos se han sumado a las filas del Estado Islámico.

 

Desde que hace un mes se formara el primer gobierno posterior a la transición iniciada con la primavera árabe, las fuerzas tunecinas han detenido a decenas de supuestos yihadistas y han expresado el temor a un atentado que destruya el turismo, sobre el que se basa gran parte de su futuro económico.

 

El ministro tunecino de Asuntos Exteriores, Taieb Baccouche, pidió a los turistas que no dejen de visitar su país, pese al atentado.

 

Según el ministro, el ataque “no tiene que disuadir a los amigos que quieran visitar Túnez” en verano o en cualquier otra estación, sino que “al contrario debe incitarlos a apoyar a Túnez en su lucha contra el terrorismo”.

 

“Los terroristas deben entender que el terrorismo no tiene futuro” y para eso “hay que vivir” con normalidad, agregó.