El otro día platiqué con Iván Benumea, guitarrista de O Tortuga, banda de garage que ha hecho muy bien las cosas en el último año y el próximo viernes 13 de marzo tocará en el Vive Latino. Aunque casi nunca habíamos convivido, las palabras salieron fácil, cada uno hablando desde su esquina en la escena independiente de la Ciudad de México.

 

De ser guitarrista en una banda de punk a ser mensajero oficial de una disquera folk hay aparentemente mucha distancia, pero a pesar del enorme tamaño de la ciudad en la que vivimos, el circuito Caradura-Imperial es diminuto. Ese círculo contiene muchos intermediarios y situaciones con las que todos tenemos que lidiar y que -de vez en cuando- te quitan las ganas de seguir adelante. Rebotamos ideas y quejas durante media hora. Al final la única conclusión valiosa a la que llegamos fue a la importancia de hacer las cosas por la razón correcta.

 

Esa idea se me quedó en la cabeza y me hizo recordar algunas ideas que escribí después del concierto de Yo La Tengo en el Plaza Condesa hace dos años. Aquel fue un show en el que por primera vez, de todas las que había ido al Plaza, la inmensa mayoría de los asistentes estaba ahí por la música, dentro de ella, buscándola y recibiéndola. No fue algo que se tuviera que agradecer, como si se tratara de buena conducta. Fue mucho más grande que eso: El resultado directo de que Yo La Tengo sea uno de los proyectos musicales mejor hechos de la historia.

 

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