BUENOS AIRES. Una lluvia torrencial no fue impedimento para que miles de argentinos se congregaran el palacio del Congreso desde donde marcharon hacia la emblemática Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del ejecutivo en reclamo de respuestas sobre la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman.

 

Con banderas argentinas y carteles blancos con las leyendas “¡Justicia!” y “¡Verdad!” escritas en negro, los manifestantes se dirigían bajo una lluvia La denominada marcha del silencio, convocada por un grupo de fiscales federales bajo la consigna “Justicia por Nisman”, era encabezada entre otros por la ex esposa y las hijas del fiscal muerto.

 

Nisman, de 51 años, fue hallado en un charco de sangre el 18 de enero. Al día siguiente estaba prevista su presentación ante el Congreso de los detalles de su acusación de que la presidenta Cristina Fernández y altos funcionarios del gobierno hicieron un acuerdo secreto con Irán para proteger a agentes de ese país presuntamente responsables del ataque con bomba a un centro comunitario judío en 1994 que dejó 85 muertos.

 

Fernández ha rechazado las acusaciones, pero su gobierno enfrenta una crisis constitucional creciente.

 

La presidenta insinuó en un comienzo que Nisman se había suicidado, pero a los pocos días se retractó y dijo que sospechaba un asesinato. Las autoridades dicen ahora que investigan la posibilidad de un suicidio u homicidio.

 

Como muchos argentinos, Marcelo López, un abogado de 30 años, rechaza la idea de un suicidio.

 

“Estoy acá como un ciudadano preocupado por el futuro de mi país”, dijo, alzando un cartel con la leyenda “No nos pueden ‘suicidar’ a todos.”

 

Fernández ha insinuado que Nisman fue asesinado por agentes de inteligencia inescrupulosos, en particular Antonio “Jaime” Stiuso, quien supuestamente supervisó una vasta operación de escuchas telefónicas antes de ser destituido por Fernández en diciembre.

 

La muerte del fiscal generó indignación en amplios sectores de la sociedad y fue un duro golpe para la credibilidad de la presidenta, quien en el último año de su gobierno enfrenta otras denuncias por corrupción. Este malestar es otro elemento que influirá en el éxito de la marcha por Nisman, que ya ha tenido réplicas en Australia y países de Europa.

 

“Nuestra presencia se orienta a rendir reconocimiento a la persona que fue y al funcionario cuya incondicional y valiente entrega al trabajo destacamos”, dijo en un comunicado la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman y madres de sus dos hijas.

 

Líderes de la oposición y representantes de organizaciones sociales y religiosas así como también intelectuales anunciaron su adhesión a la movilización. También llegó a Buenos Aires una delegación de Asociación de Fiscales de Chile y de la Asociación Internacional de Fiscales.

 

Si bien los organizadores insistieron que la marcha es “apolítica”, el gobierno la calificó como una protesta opositora que tiene por objetivo desestabilizar al gobierno de Fernández.

 

A un mes de la muerte de Nisman, la justicia todavía no determinó si el fiscal se suicidó o lo asesinaron. En los últimos días surgieron fuertes cuestionamientos a la investigación a cargo de la fiscal Viviana Fein.

 

Arroyo, al frente de la querella en representación de las dos hijas menores que tuvo con Nisman, criticó la difusión de datos sensibles de la causa y reclamó a los investigadores que actúen “sin condicionamientos ni temor alguno al juzgamiento indebido, apresurado y equívoco de los funcionarios de otros poderes del Estado”.