MELBOURNE, Australia. El español Rafael Nadal sacó adelante un partido agónico, a la desesperada y casi sin fuerzas después de cuatro horas y 12 minutos de angustia, con mareos, deshidratación y calambres incluidos, y venció con un esfuerzo sobrehumano al estadounidense Tim Smyczek por 6-2, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5, para ganar la tercera ronda del Abierto de Australia.

 

 

“Hoy había mucha humedad, intenté lo mejor, pero no sé lo que me ha pasado. Estaba muy mal y sabía que si continuaba en esa caída física hacia abajo, estaba cerca del desmayo. Ha sido un problema gástrico, creo, he tenido malas sensaciones y deshidratación al finalizar el primer set, y algunos calambres por alguna parte”, explicó el español.

 

Smyczek parecía el rival perfecto para que Nadal se rodase más. Situado en el puesto 112 del mundo, procedente de la fase previa, sin título alguno, pero si más acostumbrado a la lucha en estas pistas este año, con tres victorias en la fase de clasificación y la primera en el cuadro principal, y que había asegurado que si no tuviera la más mínima oportunidad de ganar, no saltaría a la pista.

OBO