WASHINGTON. Los congresistas republicanos atacaron la agenda del presidente Barack Obama por todos los ángulos, ignorando sus amenazas de veto y promoviendo propuestas de ley para derribar sus políticas sobre inmigración y Wall Street, forzar la aprobación de un oleoducto al que el presidente se opone y obligarle a justificar cualquier nueva regulación federal antes de emitirla.

 

Obama invitó a sus antagonistas a la Casa Blanca para su primer encuentro cara a cara desde que el nuevo Congreso dominado por los republicanos entró en sesiones, pero la muestra de cordialidad que todos presentaron ante las cámaras no consiguió ocultar las hostilidades partidistas entre el Capitolio y la Casa Blanca.

 

“La clave ahora es que trabajemos como equipo”, dijo Obama, que ha emitido ya cinco amenazas de veto con el nuevo Congreso que aún no cumple dos semanas de labor. El mandatario mencionó los impuestos, el comercio y la ciberseguridad como áreas de posible cooperación.

 

En el Capitolio, el Senado debatía una legislación para forzar al gobierno de Obama a construir el oleoducto Keystone XL de Canadá a Texas, y la Cámara de Representantes se disponía a votar sobre una ley de reforma regulatoria.

 

A todo eso le seguirían votaciones sobre otras dos propuestas de ley: una que alteraría cláusulas claves de la reforma financiera Dodd-Frank en una forma que ayudaría a los bancos, y otra que bloquearía órdenes ejecutivas de Obama que levanta la amenaza de deportación a millones de inmigrantes indocumentados, incluido el retiro de protecciones a inmigrantes que llegaron al país sin permiso cuando eran niños.

 

Legisladores republicanos dijeron a la salida de una reunión de estrategia a puerta cerrada que la Cámara buscará aprobar enmiendas al proyecto de financiación, para negar fondos destinados a implementar la orden ejecutiva del presidente ya que afirman que la medida es ilegal.

 

“Nuestro objetivo es financiar el Departamento de Seguridad Interior. Y nuestro segundo objetivo es detener el exceso ejecutivo del presidente”, dijo el presidente de la Cámara, John Boehner a los periodistas.

 

“Soy un congresista, no una planta en una maceta. No recibo órdenes de la Casa Blanca”, dijo el representante republicano Charlie Dent, de Pennsylvania, luego que sus correligionarios se reuniesen a puertas cerradas para discutir su estrategia. “Hay un nuevo jefe en el Senado, y por lo tanto él no va a tener un dócil líder de la mayoría que va a embotellar y enterrar todo”, sostuvo.