La actriz y bailarina de origen cubano, Ninón Sevilla, murió ayer a los 85 años de edad debido a un paro cardiaco en un hospital capitalino, víctima de un paro cardíaco. La noticia fue confirmada por los familiares, quienes horas antes habían declarado que la actriz se encontraba estable y agradecía las muestras de cariño por parte de sus amigos, familiares y fans respecto a su estado de salud.

 

Sevilla deja un gran legado por las más de 20 películas que filmó, algunas de ellas dentro del llamado “Cine de Rumberas”, como Pecadora (1947), Aventurera (1950) y Mulata (1954), en la Época de Oro del cine Mexicano.

 

También destacó por su participación en cintas como Coqueta (1948), Sensualidad (1950), Víctimas del pecado (1951) y, la comedia musical española Zarzuela (1959), este último filme de su primera etapa cinematográfica.

 

Sevilla regresó al Séptimo Arte en 1981 con la cinta Noche de carnaval, por la cual ganó el Ariel a la Mejor Actriz del Año.

 

De igual manera, debutó en televisión en la telenovela Juicio de almas (1964), para después continuar su carrera en melodramas como Tú eres mi destino, Rosa salvaje, Cuando llega el amor, La usurpadora y Qué bonito amor, entre otras.

 

Emelia Pérez Castellanos, su nombre real, nació en La Habana, Cuba, el 10 de noviembre de 1929. Aunque deseaba ser monja misionera, su pasión por el baile y el mundo del espectáculo fue más fuerte.

 

Su carrera artística la inició en su adolescencia al integrarse al coro de un conjunto de variedades, en el que bailaba y cantaba, y con el cual visitó un gran número de foros en su tierra natal.

 

La actriz llegó a México en 1946 para participar en algunas obras pequeñas, hasta que fue descubierta por el productor cinematográfico Pedro Arturo Calderón, quien embelesado con sus piernas y su erótico vestuario la hizo debutar en Carita de cielo.

 

Su carrera fílmica continuó con películas en las que explotó al máximo sus dotes histriónicas, que provocaron que muchos críticos de la época la llegaran a comparar con la alemana Marlene Dietrich.

 

Aunque su paso por el Séptimo Arte puede considerarse breve, éste fue suficiente para que impactara al público que la adoptó como una de las máximas figuras del llamado “Cine de Rumberas”.

 

Sus piernas perfectas para la época de los 40, sus movimientos desenfrenados al ritmo de la rumba cubana y la mirada expresiva fueron los elementos que la ubicaron como un símbolo sexual.

 

Sevilla participó en los últimos años en telenovelas como Entre el amor y el odio (2002), Rosalinda (1999) y La usurpadora (1998), por mencionar algunas, mismas que se han retransmitido, lo cual la hace estar vigente en la pantalla chica.

 

En 2010 la actriz fue homenajeada por parte de la compañía teatral La Trouppe, con su espectáculo “Trupefolis”, y que se celebró en el Teatro Hidalgo.

 

En marzo de 2012, la actriz encabezó la lista de las actrices cubanas de la pantalla grande más famosas de todos los tiempos, entre las que también figuraban María Antonieta Pons, Rosa Carmina y Amalia Aguilar.