Narciso Contreras es uno de los fotoperiodistas más relevantes de nuestros días. Especialista —ganador del Premio Pulitzer— en coberturas de guerra en el Oriente Medio, freelance, polémico (este año protagonizó una controversia con la agencia AP, luego de que ésta prescindiera de sus colaboraciones por alterar una foto), Contreras comenzó su travesía fuera de México, luego de vivir en un monasterio en India. Cercano a la filosofía, marco referencial de toda su obra, nos dice desde el otro lado del mundo que los premios son un gran fraude; que la industria mediática está de cabeza, y que una fotografía es un acto colectivo que evoca nuestra humanidad, y que eso, además, revela quiénes somos.

 

Cuéntanos, ¿dónde naciste, cómo iniciaste en la fotografía? Sabemos que estudiaste filosofía también…

 

Nací en la Ciudad de México. La referencia más temprana de la fotografía la tengo de mi padre, quien la estudió y ejerció como amateur. Yo nunca me propuse dedicarme a ella hasta que se convirtió, por accidente, en una necesidad. Estudié filosofía; pero no me interesó ser parte de la academia. Entonces busqué un campo donde hacer coincidir mis intereses: el cine. Pensé estudiar fotografía cinematográfica para hacer documentales. Ese fue el plan. Hice el examen para entrar al CCC [Centro de Capacitación Cinematográfica] y me eliminaron en la etapa de fotografía, en la que tenía que contar una historia en siete u ocho cuadros. Si no aprendía a hacer fotografía no podría hacer cine documental. Esa fue la prerrogativa que me impulsó a estudiar fotografía.

 

¿Desde cuándo vives y trabajas fuera de México?

 

Dejé México en 2008, cuando fui a vivir a un monasterio en India. Desde entonces no vivo en el país, pero he regresado frecuentemente. Tengo mi base entre Estocolmo y Estambul. Cubro principalmente la zona de Medio Oriente, el Sudeste Asiático, además de otros países.

 

 

Lee el relato completo en nuestra revista digital VIDA+