En España, seguidores del Deportivo La Coruña se citaron con los del Atlético de Madrid a las afueras del estadio Vicente Calderón.

 

La pelea entre las dos aficiones derivó en la muerte de un aficionado que cayó moribundo al río Manzanares.

 

En tanto, en nuestro país se vivió un episodio parecido.

 

Al término del encuentro de cuartos de final entre Atlas y Monterrey, aficionados rojinegros encararon y a los pocos regios que hicieron el viaje a Guadalajara.

 

Los aficionados rayados tuvieron que regresar al estadio y guarecerse en la cancha para evitar las agresiones de la porra tapatía.

 

Las ligas de España y México no tienen fama de tener problemas con las llamadas barras, que de hecho es un término sudamericano.

 

Es precisamente Argentina uno de los focos rojos, las barras surgieron ahí des hace casi un siglo, cada equipo incluso los más modestos tiene un grupo de animación.

 

Los equipos que tienen a las barras más violentas son el Boca Junior, River Plate, Newell’s, Estudiantes de La Plata, Rosario Central y San Lorenzo de Almagro.

 

Inglaterra los hooligans fueron la manifestación más acabada de la violencia en los estadios.

 

Cuando los hooligans se salieron de control en la tragedia de Heysel, el gobierno encabezado por Margaret Thatcher tomó medidas drásticas que llevaron a expulsar de por vida de los estadios a los seguidores involucrados.

 

El otro país asolado por la violencia de los seguidores al futbol es Italia.

 

Los llamados tifosi que sin embargo, su afición no se limita al futbol.