Tras cumplir 50 años de edad y como un ejercicio de autoanálisis, queriendo hacer algo diferente a los grandes dramas que le han dado fama internacional e incluso burlándose de su propia egolatría, el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu se embarcó a la realización de Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), filme que hoy llega a la cartelera nacional y que representa su primera vez en muchos aspectos, pues se sale de su zona de confort al realizar una comedia acerca de lo que llama “la enfermedad de la popularidad”, en la que además trabaja por primera ocasión con el premiado director de fotografía Emmanuel Lubezki.

 

Iñárritu, mejor conocido como El Negro, no solo ha dejado su muy particular huella en el mundo del cine desde que su ópera prima, Amores Perros (2000), le dio un giro al cine nacional y se convirtió en referente de una nueva propuesta estética y fílmica, inspirando a toda una generación de cineastas que han querido seguir sus pasos, sino que junto con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro (conocidos como Los Tres Amigos), ha puesto en alto el talento mexicano en Hollywood.

 

En exclusiva para 24 HORAS, Iñárritu comparte parte de lo que fue el proceso de realización del quinto filme en su carrera y al que ha señalado como su “crisis de la mediana edad”, y que ya suena en varios círculos para ser uno de los nominados al Oscar junto con su protagonista, Michael Keaton, quien fue catalogado ya como el regreso del año por varios medios estadounidenses gracias a su interpretación de un actor que quiere regresar al teatro y revivir su carrera tras haber vivido la fama y sus excesos décadas atrás interpretando a un superhéroe.

 

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