El dinero como lo conocemos en nuestros días se llama dinero fiduciario, es decir, que se basa en la fe o la confianza de quien lo utiliza, que no tiene un valor intrínseco en sí mismo como el oro o como lo fue el cacao.
Son las instituciones, los bancos centrales de cada país quien avala el valor y la veracidad de cada billete. Y son las personas son las que aceptan esta convención.
Este tipo de dinero que data del siglo XI, en China con la dinastía Yuan y Ming, que cuando se comenzaron a expandir tuvieron que implementar este sistema.
Pero con la llegada de la tecnología la vida del dinero fiduciario está por terminar, o al menos en los países escandinavos donde las transacciones electrónicas son cada vez más comunes y hacen que los bancos centrales piensen en dejar de imprimir billetes en el mediano y largo plazo.
A partir de 2016, el banco nacional de Dinamarca, el Nationalbanker, dejará de imprimir billetes.
“La razón es que los billetes se utilizan menos en transacciones, pero debido a su alta calidad circulan por períodos más largos”, escribe el banco en un comunicado reproducido por el periódico The Copenhagen Post.
En Suecia, por ejemplo, el 80.5% de todas las compras se efectúan por medios electrónicos.
“Si pudiera hacer un cambio eficaz, retiraría el efectivo de la sociedad” dijo Bob Keiller, directivo de la empresa Wood Group, especializada en la extracción de gas y petróleo.
Suecia podría convertirse en un país sin dinero en efectivo para el 2030, esto según Niklas Arvidsso, profesor de dinámica industrial en ese país.
Así pues, el fin del dinero como lo conocemos se aproxima.