ESTAMBUL. La base aérea turca de Incirlik, idónea por su cercanía para las operaciones aéreas contra los yihadistas en Siria, se ha convertido en la manzana de la discordia entre Turquía y Estados Unidos, al dar ambos países versiones contradictorios sobre su uso.

 

 
Un breve comunicado del Ministerio de Exteriores turco aclaró que Turquía “no ha concluido un nuevo acuerdo” con Estados Unidos respecto al uso de la base de Incirlik en la lucha contra el Estado Islámico (EI), y que las negociaciones continúan.

 

Desmintió así las aseveraciones del gobierno estadunidense, que horas antes había anunciado con satisfacción que Turquía había dado su acuerdo al uso de sus instalaciones para combatir a los yihadistas en Irak y en Siria.

 

“Es un nuevo compromiso del que nos alegramos mucho”, subrayó Susan E. Rice, la asesora de seguridad del presidente Barack Obama.

 

Ankara, por su parte, insiste en que “el uso (de la base) continúa en el marco de los anteriores acuerdos. Hay demandas y expectativas (del lado estadunidense), y las negociaciones continúan”.

 

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, había aclarado en una entrevista con el diario turco “Star” el uso actual de la base de Incirlik y las condiciones turcas para abrirla a las operaciones de la coalición antiyihadista.

 

“Continúan los vuelos de reconocimiento sobre Irak que parten de Incirlik. Pero hemos señalado nuestra posición para que sirva de base a unas operaciones de mayor envergadura: hay que establecer una zona de exclusión aérea y una franja de seguridad; esta franja de seguridad serviría para proteger allí a los refugiados sirios”, detalló el primer ministro.

 

El comunicado emitido admite que sí existe ya un acuerdo para entrenar a la oposición siria, tal y como adelantó Rice en la misma entrevista, y como había sugerido Turquía días antes, una de sus condiciones para formar parte de la coalición antiyihadista.

 

“Hay un acuerdo en el asunto del entrenamiento de la oposición, pero dónde se hará y de qué manera, de momento no está aclarado en absoluto”, insiste el comunicado turco.

 

Rice había señalado que Turquía “ha dado su acuerdo, en los últimos días, a que Estados Unidos y sus aliados utilicen sus bases y su territorio para entrenar a las fuerzas de la oposición siria moderada”, algo que calificó de “contribución importante”.

 

Si bien Davutoglu vinculó el sí turco únicamente a las tres condiciones, de las que la primera, referida al entrenamiento de las fuerzas locales, ya parece en vías de cumplirse, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, utilizó un tono distinto.

 

Durante un discurso que ofreció en Estambul, Erdogan criticó duramente a los “modernos Lawrence de Arabia”, que intentan interferir en la política de los países al sur de Turquía.

 

Erdogan ha dejado claro en las últimas semanas que no considera peor el radical Estado Islámico que el grupo armado Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda que la prensa turca a menudo asimila a las milicias kurdas del norte de Siria, dadas las estrechas relaciones entre ambas organizaciones.

 

Precisamente el máximo dirigente de estas milicias, Salih Muslim, acusó a Turquía de combatir a su organización, por ejemplo, mediante la autorización parlamentaria de invadir Siria, recientemente renovada..