RIO DE JANEIRO. Los comicios presidenciales de Brasil de este domingo determinarán el desenlace de lo que es quizá el desafío más sorprendente que la actual presidenta Dilma Rousseff haya enfrentado a la fecha: el imprevisto ascenso en la contienda de Marina Silva, la popular ambientalista nacida en la Amazonia tras la muerte en un accidente aéreo del principal candidato de su Partido Socialista.

 

Los giros y vicisitudes que han antecedido a los comicios más grandes de América Latina han sido de un dramatismo difícil de imaginar incluso para los guionistas de las populares telenovelas del país.

 

La decisión la tomarán 142,8 millones de votantes han sido convocados a las urnas para elegir a un nuevo presidente y a 27 gobernadores, así como para renovar las cámaras legislativas.

 

“Se trata de las elecciones más impredecibles desde la reinstalación de la democracia en 1985”, dijo Paulo Sotero, director del Instituto Brasil en el Centro Internacional de Investigadores Woodrow Wilson en Washington.

 

Los sondeos difundidos el sábado por las dos principales encuestadoras de Brasil, Datafolha e Ibope, muestran que Rousseff supera al candidato Aécio Neves y a Silva por casi 20 puntos porcentuales antes de los comicios del domingo, aunque aparentemente no podría alcanzar la mayoría absoluta a fin de evitar una segunda vuelta el 26 de octubre.

 

Neves, el candidato del Partido Socialdemócrata, tiene fuertes credenciales. Es economista y ex gobernador de Minas Gerais, el segundo estado más poblado de Brasil.

 

Según la encuesta de Datafolha difundida el sábado, Neves y Silva están en empate técnico si se considera el margen de error del sondeo. El primero capta 26% de las preferencias, y la segunda, 24%.

 

De acuerdo con la encuesta de Ibope, también anunciada el sábado, Neves capta 27% de apoyo electoral y Silva, 24%, también con un margen de error de dos puntos porcentuales.

 

Ambas encuestas dejan entrever que Rousseff ganaría a cualquiera de ambos contrincantes en la segunda vuelta.

 

Los electores depositarán su voto el domingo mediante máquinas electrónicas y los resultados se conocerán pocas horas después de las 5 de la tarde, la hora en que concluirán los comicios. Votar es obligatorio para los brasileños de entre 18 y 70 años y opcional para los menores de 16 años o mayores de 70.

 

Las autoridades electorales enviaron unos 530 mil dispositivos de votación hasta los puntos más distantes del país, el quinto más grande del mundo. Se utilizaron embarcaciones para transportar las máquinas hasta aldeas profundas en la selva de la Amazonia.

 

Despliegan operativo por elecciones 

 

Durante la jornada previa a las elecciones, se  desplegaron unos 30 mil soldados de las tres fuerzas armadas que colaborarán con cerca de 400 mil efectivos de los diversos cuerpos policiales en la manutención del orden público.

 

También hay una operación de seguridad especial en la ciudad de Río de Janeiro, en prevención de que no se repitan enfrentamientos entre policías y narcotraficantes ocurridos esta semana en algunas favelas.

 

Según el Tribunal Superior Electoral, las mesas abrirán mañana a las 08.00 hora local (11.00 GMT) y permanecerán abiertas hasta las 17.00 horas (20.00 GMT).

 

Sin embargo, por los diversos usos horarios que existen en el extenso territorio brasileño, las mesas de los estados del noroeste del país cerrarán dos horas después.

 

Las autoridades aseguran que el escrutinio estará finalizado al menos en un 95 % la noche del domingo y que en las primeras horas del lunes concluirá en su totalidad, como ocurrió en las elecciones de 2010.

(Con información de EFE y AP)

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