El último contacto de Guillermo Vázquez con la afición puma fue el 22 de abril de 2012, Universidad se comió tres tantos de Querétaro en CU y el timonel se fue al túnel de vestidores igual que los estrategas que le siguieron: Del Olmo, Carrillo, Torres Servín y Trejo; luego, la directiva intentó reecontratarlo, pero Vázquez ya estaba firmado en Cruz Azul. Dos años después Memo regresará al banquillo felino como el hijo pródigo, como el más reciente timonel que le dio un título a Pumas, un logro que nubla la verdad que hoy acusa el conjunto auriazul, y es que con Guillermo Vázquez también arrancó una debacle que los tiene en una de las peores crisis del equipo en la historia.

 

Y es que basta echar una mirada a los números de Guillermo Vázquez en Pumas para ver, como, luego de ganar el título en el Clausura 2011, sus estadísticas bajaron hasta su despido.

 

Por supuesto que el semestre del título en el Clausura 2011 fue su punto más alto. Aquellos Pumas terminaron en segundo general con 35 unidades con: 10 triunfos, cinco empates y dos descalabros para luego, en la Liguilla, pasar sobre Monterrey en cuartos de final, Chivas en semifinales y vencer a Morelia en la final en CU.

 

Fue el escalafón más alto para Vázquez, quien nunca pudo volver a levantar a sus felinos, ni sobreponerse a las bajas de hombres trascendentales en su esquema, que precisamente surgieron de la cantera, antes de él; y es que después de aquel campeonato también salieron de los felinos jugadores como Efraín Juárez, Israel Castro, las lesiones a brumaron a David Cabrera, incluso se cuenta la salida de Pablo Barrera.

 

Una campaña después, Pumas tuvo que decir adiós al 67 por ciento de efectividad obtenido en el Clausura 2011 y cursó el Apertura con un 49 por ciento de productividad, una baja que impidió que pudieran meterse a la Liguilla al quedar en noveno lugar del campeonato, con 10 puntos menos de los obtenidos apenas seis meses antes.

 

Lo peor para Vázquez llegó en el Clausura 2012; Pumas fue una caricatura de lo que alguna vez le dejó en las manos Ricardo Ferretti. De nuevo se quedó sin Liguilla. Terminó en el lugar 13 de la tabla, con una productividad de apenas 31 por ciento, producto de tres triunfos, siete empates y siete derrotas. Fue la gota que derramó el vaso y echó a Vázquez del club de sus amores, el mismo que quiso reecontratarlo apenas unas semanas después, pero Memo ya era cementero.

 

Hoy Vázquez regresa como el hijo pródigo, lo hace a pesar de que ya demostró que no pudo levantar a un equipo que se le descompuso en 2012, regresa luego de que su último recuerdo en Pumas fue el abucheo de la grada en CU, lo hace acompañado de Antonio Sancho en la dirección deportiva de un equipo ya armado, y al que al menos, con el torneo andando, no hay para hacerle demasiados cambios.