BAGDAD. Legisladores iraquíes superaron el martes la parálisis y eligieron a un nuevo presidente del parlamento, el primer paso hacia la formación de un nuevo gobierno, hecho considerado crucial para enfrentar a los milicianos que han tomado buena parte del país.

 

No estaba claro si los legisladores habían alcanzado un acuerdo más amplio que abarcara la decisión más importante: la designación de un primer ministro. El actual jefe de gobierno, Nuri al-Maliki, está en funciones desde 2006, pero se ejercen fuertes presiones para que dé un paso al costado. Hasta ahora ha insistido en postularse a un tercer período.

 

Después de una votación a puertas cerradas, la legislatura anotó los resultados en un tablero blanco sobre ruedas en el salón: el legislador suní Salim al-Jubouri había ganado con 194 votos de los 273 en el parlamento de 328 bancas. Otro candidato, Shorooq al-Abayachi, obtuvo 19 votos y hubo 60 abstenciones.

 

“El paso de hoy demuestra la democracia y la unidad nacional del país”, dijo el parlamentario chií Abbas al-Bayati, en una interpretación resueltamente positiva de una votación dos veces postergada. “Tenemos un cuerpo legislativo que puede cumplir su tarea para construir la democracia”.

 

Los legisladores aplaudieron cuando al-Jubouri superó el mínimo de 165 votos, y posteriormente se abocaron a la elección de dos vicepresidentes, un chií y un curdo.

 

De acuerdo con la constitución, el parlamento tiene 30 días para elegir un presidente, quien tendrá 15 días para pedir al líder del bloque mayoritario que forme un gobierno. Entonces se escogerá un primer ministro.

 

Bajo un acuerdo informal celebrado después de la invasión de 2003, el presidente del parlamento es un suní, el presidente un curdo y el primer ministro chií.

 

La incapacidad del gobierno de al-Maliki de detener la ofensiva de los milicianos durante el último mes ha socavado la confianza, tanto del país como en el exterior, en que pueda mantener unido el país. La oposición —y muchos de sus exaliados— lo acusan de tratar de monopolizar el poder y excluir la minoría suní.

 

Al-Maliki se ha negado hasta ahora a retirar su candidatura e insiste que tiene un mandato porque su bloque ganó la mayoría en las elecciones de abril.

 

A pesar de la elección de al-Jubouri, no tardaron en aparecer las señales de que un acuerdo sobre un presidente, un primer ministro y, con el tiempo, un gabinete nuevo, tomará algún tiempo.