La democracia es competencia y pluralidad. Las elecciones libres son, como decía Octavio Paz, la voz, los ojos y los brazos de una nación. Ojos, brazos y voz que se renuevan, que celebran y que sin duda se respetan.

 

El domingo 6 de julio pasado, dos entidades federativas en México celebraron elecciones ordinarias: Nayarit y Coahuila.

 

En Coahuila se eligieron 16 diputados locales de mayoría relativa y nueve de representación proporcional el triunfo del PRI en los 16 distritos electorales fue irreversible y contundente.

 

En lo que se refiere a Nayarit, se renovaron 20 Ayuntamientos, 138 demarcaciones y se eligieron 18 diputaciones de mayoría relativa.

 

El PRI obtuvo la victoria en 16 de los 20 ayuntamientos en disputa, en 14 de los 18 distritos y en 85 de las 138 demarcaciones.

 

En este 2014, México cierra con estos dos procesos electorales, un periodo electoral bajo la tutela del desaparecido IFE y con reglas electorales que han quedado atrás, aun cuando en estas elecciones locales, ni el nuevo INE ni las nuevas leyes electorales operaron aún. Se inaugura una nueva era no sólo con reglas electorales distintas, sino con un nuevo actor como son los candidatos independientes.

 

El triunfo del PRI fue como todos y cada uno de ellos: trabajado y construido. Y se desarrolló en un ambiente festivo, de paz y sin incidentes mayores; la autoridad electoral no reportó incidentes que pusieran en duda la jornada democrática vivida.

 

El PRI obtuvo 30 de las 34 diputaciones en juego (incluyendo las de representación proporcional) y recuperó espacios en Nayarit, ya que en 2011 obtuvo la victoria en nueve municipios, mientras que hoy obtiene la victoria en 16.

 

La construcción del triunfo llevó meses en diseño de estrategia, capacitación de cuadros y estructura para alcanzar el éxito. Desde aquí quiero reconocer el compromiso, la lealtad y todo el esfuerzo puesto en este proceso electoral por la estructura del partido y nuestros simpatizantes, sin ellos, nuestra contundente, tanto en Coahuila como en Nayarit, hubiera sido imposible. El trabajo de todos los priistas a lo largo del país es lo que se constituye en el alma del partido, y se constituye también en el preámbulo de lo que acontecerá en el 2015.

 

El 2015 será, como lo ha venido siendo en México, un año de pluralidad y alta competencia electoral. El reto sigue siendo elevar la calidad de la democracia sin acotar a ésta a un contenido de carácter exclusivamente electoral o político, sino de calidad de vida en el más amplio sentido del término, celebro la alta participación electoral que en Nayarit alcanzó cerca del 59%.

 

La expresión de la voluntad ciudadana que se ejerce al emitir el sufragio, sin duda debe efectuarse bajo el diseño institucional que garantice competencia equilibrada y la participación, libre y apegada a la normatividad, en donde se cuente con instancias imparciales que resuelvan los conflictos electorales, determinando así una legítima representación política; sin embargo, reiteramos el sentido amplio de la democracia por la cual debemos de trabajar todos los días.

 

México sigue y seguirá celebrando elecciones regulares; éstas son invaluables espacios de expresión ciudadana.

 

Los partidos políticos tenemos mucho que aportar en este sentido, siempre obtendremos lecciones importantes después de cada proceso electoral, y eso nos debe de llevar a los priistas a ser cada día más eficientes en nuestro trabajo partidario para ensanchar los espacios de poder para servir a la gente.

 

Es lamentable, sin embargo, que otras fuerzas políticas aún quieran denostar los triunfos del PRI, nunca un partido político (y menos una coalición de facto sui géneris entre  izquierda y derecha) debe subestimar a la ciudadanía, ni a las instituciones que con tanto esmero y cuidado se han forjado. La victoria puede inclinarse en una competencia hacia cualquier lado, debemos cuidar entonces la legitimidad del proceso, el cual puede sorprendernos incluso con una victoria.

 

Recordemos a Michel Rocard: “En política no basta tener razón. No basta incluso triunfar en el terreno de la gestión. La confianza es una materia inasequible y volátil. Se sabe poco de ella, que no soporta duramente lo confuso, ni la ambigüedad ni la incoherencia. Vivimos en una civilización de la imagen: las cosas no se observan mas que nítidas”.

 

Así es que vayamos ahora a refrendar día a día la confianza ciudadana, confiados en nuestra actuación bajo la legalidad que nosotros mismos hemos diseñado. El futuro es nuestro y la transformación democrática de México es posible. Tener una democracia de calidad debe de ser una tarea permanente de todos.

 

*Secretario de Acción Electoral del CEN del PRI.