EL CAIRO Y BAGDAD. En un discurso con ocasión del mes sagrado de ramadán difundido en foros yihadistas, Abu Bakr al Bagdadi, líder del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) afirmó que ese territorio “pertenece a todos los musulmanes” y no solo a Irak y Siria.
El líder dirigió ese mensaje especialmente a los estudiantes de religión, predicadores, ulemas, jueces, ingenieros, médicos y aquellos especialistas en la administración, los servicios y el ejército.

 

“Es su deber (emigrar) porque los musulmanes los necesitan”, apuntó.

 

Asimismo, pidió a los combatientes del Estado Islámico continuar su lucha sin descanso en Irak y Siria, y destacó que entre ellos hay extranjeros de otras nacionalidades, entre ellos occidentales.

 

“Los musulmanes tienen que estar muy contentos porque tienen un estado y un califato que les va a devolver su orgullo”, afirmó Al Bagdadi.

 

El dirigente yihadista prometió vengarse de las violaciones cometidas contra los musulmanes en todo el mundo y puso de ejemplo la discriminación que sufre la minoría étnica musulmana de los rohingyas en Birmania (Myanmar) y los supuestos abusos en países como Irak, China, Pakistán, Túnez, Argelia o Marruecos.

 

“Nos vamos a vengar de estas violaciones, aunque sea después”, subrayó Al Bagdad, que auguró un momento en que “el musulmán vaya por todos los sitios y sea muy respetado”.

 

En medio de la insurrección del EIIL, Irak estrenó un Parlamento que fracasó en elegir a sus principales representantes por la falta de consenso político.

 

En su primera sesión, el Parlamento fue incapaz de elegir al presidente y los vicepresidentes de la Cámara por falta de cuórum y consenso entre los diputados.

 

El parlamentario de mayor edad, Mahdi al Hafez, presidió la sesión y anunció que se dará una semana de margen a los bloques políticos, hasta el 8 de julio, para la segunda reunión.

 

En un principio asistieron 255 de los 328 diputados, cumpliendo el cuórum legal, pero tras el descanso para realizar consultas solo volvieron 75.

 

Los diputados, elegidos en los comicios del pasado abril, dejaron constancia así de la fuerte división política que existe.

 

Cuando el Parlamento elija a sus jefes, después tiene treinta días para escoger al presidente de la República, que debe encargar la formación de gobierno al principal bloque.

 

La coalición Estado de Derecho, del primer ministro, el chií Nuri al Maliki, fue la fuerza más votada en las legislativas, aunque carece de la mayoría necesaria para gobernar en solitario.

 

El actual jefe de Gobierno insiste en mantener su puesto, pese a las presiones de numerosas fuerzas, que reclaman un gobierno de unidad nacional.