Loreto Alonso Atienza, subdirectora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), aseguró que actualmente hay una generación de artistas educada en las nuevas formas de hacer y distribuir arte, gracias a la utilización de todas las nuevas tecnologías.

 

“Tradicionalmente, la obra se realizaba y luego pasaba por diversos circuitos de legitimación, que podían ser museos o centros de arte, pero hoy, esa forma está cambiando y es posible generar nuevos circuitos, que ahí están, en las plataformas electrónicas, y sólo hay que acceder a ellos, habitarlos y saber por dónde llevar la obra”.

 

Así lo dijo Alonso, en entrevista en su oficina localizada en el piso 9 de la Torre Morada del Centro Nacional de las Artes (Cenart), al definir el momento actual por el que transita el binomio artes plásticas-nuevas tecnologías. Sin embargo, sostuvo que “estamos viendo una especie de brecha entre aristas y la idea de las artes”.

 

Explicó: “Estamos viendo una rendija entre artistas y la teoría crítica, la idea de las artes, la liberación hija de los años 60 y todos los cambios que hubo hacia el performance y la desmaterialización. Todas esas teorías que se dieron en las artes plásticas, hay que conectarlas con las nuevas manipulaciones y las nuevas lógicas que han surgido”.

 

Doctora en Artes, artista e investigadora, la entrevistada estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), así como en la Kunstakkademie de Munich. Nacida en Burgos, España, en 1976, ha vivido en Madrid y desde hace un lustro se afincó en México, donde desarrolla su labor artística y docente.

 

Loreto Alonso tomó aire, miró fijamente a su interlocutor y soltó una de sus más acendradas creencias en torno al tema de la conversación. “Los jóvenes no tienen interés en heredar toda esa teoría crítica, ellos ya no quieren mirar para atrás, y a pesar de eso, hay inquietudes manifiestas que necesitamos combinar con nuevos conocimientos”.

 

Dejó ver que esa convergencia del arte tradicional en su hechura y las nuevas tecnologías se podría hacer en las universidades, centros de arte, talleres y otros sitios donde confluyen los artistas y esos frescos conjuntos de técnicas. “Las dos partes se deben ver de iguales a iguales, aceptando que son lógicas que muchas veces simplificamos”.

 

En ocasiones, abundó más adelante la actual subdirectora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, “nosotros no entendemos o no queremos entender que las cosas están cambiando en los modelos de producción, de cómo hacerse artista, de cómo compartir y de cómo hacer comunidades”.

 

Ella cree que las artes siempre han estado unidas a la técnica, es decir, los modos de hacer que tienen qué ver con un resultado, en el caso de las artes plásticas un resultado plástico y visual ha estado siempre unido a la técnica en la más pura de las acepciones del término, aunque, calcula, en el 2000 las cosas cambiaron radicalmente.

 

Alonso: “Desde los años 2000, para la mayoría del mundo, la introducción y la democratización de los dispositivos electrónicos y las posibilidades de comunicación telemática han atravesado todos los conceptos culturales que teníamos y en ese sentido, la creación plástica ha estado en la vanguardia de esas actualizaciones, sin decir que ha habido un abandono de otros modos de hacer”.

 

El desarrollo de las redes sociales, de las formas de manipulación de la imagen técnica y en movimiento, así como las nuevas tecnologías que permiten instalar imágenes en 3d en territorios físicos, son formas de hacer que sí han cambiado las formas de producir, tanto de los artistas como de todos los individuos de todas las sociedades, concluyó.