ANKARA. La tragedia en una mina de carbón de Soma, en Turquía, desencadenó varias protestas motivadas por las denuncias que desde hace tiempo se vienen planteando sobre las irregularidades que ocurren en el sector. En Ankara, un grupo de estudiantes se enfrentó con la policía, que les disparó gases lacrimógenos para dispersarlos.

 

Una manifestación sindical en protesta por el accidente que se ha cobrado la vida de al menos 245 mineros turcos mientras otros 120 continúan desaparecidos derivó ayer en enfrentamientos con la Policía antidisturbios en Estambul.

 

Varios de los mayores sindicatos del país se citaron en la céntrica calle Istiklal para leer un manifiesto contra la privatización de la industria minera y las subcontratas, en su opinión responsables del accidente.

 

Una muchedumbre de varios miles de personas comenzó una marcha hacia la plaza de Taksim pero fue bloqueada por unidades de la Policía antidisturbios tras recorrer la mitad del camino y cargó contra los reunidos con cañones de agua a presión, gas lacrimógeno y balas de plástico.

 

Ya desde horas antes, en la capital, Ankara, se registraron enfrentamientos similares, mientras que en otras decenas de ciudades se llevaban a cabo más manifestaciones, entre ellas Esmirna, donde también hubo una intervención policial.

 

En Ankara, varios miles de personas que abucheaban al gobierno del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan se reunieron en la céntrica plaza de Kizilay y desde allí pretendían dirigirse al Parlamento, pero la marcha fue abortada por los antidisturbios, que intervinieron utilizando gases lacrimógenos cuando ellos les arrojaron piedras.

 

En un comunicado leído en Estambul, varios sindicatos anunciaron una huelga general para hoy y han pedido a todos los ciudadanos mostrar su adhesión utilizando ropa, banderas o trozos de tela negra.

 

En la localidad donde se produjo el accidente, Soma, también se produjo una protesta de vecinos y familiares de las víctimas contra Erdogan, que acudió a la localidad para seguir las tareas de rescate.

 

Los manifestantes la emprendieron a patadas con el vehículo oficial del mandatario, a pesar del dispositivo policial desplegado.

 

Esta catástrofe industrial, una de las peores de Turquía, provocó una fuerte reacción en las redes sociales, sobre todo contra el Gobierno, acusado de negligencia y de indiferencia hacia los trabajadores más precarios.

 

El presidente asegura que accidentes en minas ocurren “todo el rato”

 

ANKARA. Familiares de las víctimas y vecinos de la localidad turca donde se produjo el accidente minero reclamaron a gritos la dimisión del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan a quien tildaron de “asesino y ladrón”.

 

Varias decenas de vecinos se reunieron a las afueras del Ayuntamiento para abuchear y pedir a gritos la dimisión de Erdogan, que acudió ayer al pueblo donde se produjo el incidente para seguir la operación de rescate de los 120 mineros que aún están atrapados en la excavación.

 

Después de dar una rueda de prensa en el edificio, Erdogan pretendía salir para hacer una declaración a los presentes, pero se encontró ante la protesta de los reunidos que reclamaban su dimisión.

 

“Han pasado 24 horas y no han sacado a nuestros hijos de la mina”, gritaron varios de los reunidos.

 

“Si no gritamos aquí, dónde lo vamos a hacer”, se escuchó a otro de los manifestantes.

 

Después de unos momentos de tensión y forcejeos, la policía intervino y detuvo a un joven, mientras que las fuerzas de seguridad introdujeron a Erdogan en un supermercado cercano para protegerlo.

 

Los guardaespaldas del primer ministro tuvieron que proteger también el vehículo oficial del mandatario y quitarle su placa oficial para evitar que fuera reconocido porque varios de los manifestantes trataron de dañarlo.

 

La protesta surgió después de que el jefe del gobierno dijera en una rueda de prensa que este tipo de accidentes en la minería sucede “todo el rato” en el sector.

 

El primer ministro no alimentó esperanzas de que se pudieran hallar supervivientes, pero subrayó que las autoridades se están ocupando de los fallecidos de la mejor manera.

 

“Haremos lo posible en lo material y lo espiritual. Rezan por ellos en todos los cursos coránicos y serán recordados en el sermón del viernes”, dijo Erdogan, dirigente del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

 

Prometió también una “investigación legal para clarificar las circunstancias” del accidente, pero se negó a adjudicar responsabilidades y describió el accidente minero como fortuito, comparándolo con las desgracias ocurridas en el siglo XIX en Inglaterra.

 

“Deberían ustedes saber cómo funciona la minería. En 1862 murieron 262 personas en una mina de carbón de Inglaterra, en 1866 fueron 361, en 1894, otros 290, por una explosión. En China murieron mil 549 en 1942, en Japón, 458 en 1963, en India, 372 en 1975. Este tipo de accidentes ocurre todo el rato”, relató Erdogan.

 

También dijo que “se hizo una inspección de la mina en marzo pasado y no hubo irregularidades. Trabajar sin accidentes es imposible y esta mina es una de las mejores en cuanto a condiciones de seguridad”.

 

El primer ministro turco recordó además que entre 1942 y 2010, unos 900 mineros murieron en Turquía en una serie de accidentes, siendo el mayor el ocurrido en 1992, que causó 263 fallecidos.