Dicen que en la guerra, en el amor… y en el futbol todo se vale, hasta la brujería. Antonio Vázquez tiene una panza redonda y se siente orgulloso de presumirla, y una barba larga y rubia que le baja por el pecho. Pinta de chamán, brujo o hechicero no tiene; pero se le conoce en el mundo del esoterismo como el Brujo Mayor, y no pierde oportunidad para lanzar sus predicciones cuando una Copa del Mundo se acerca. Dice que más allá de la brujería, “la energía que encierra un Mundial de futbol es alucinante”.

 

Puro encendido y grandes bocanadas de humo salen por las narices de este brujo que en eso de los pronósticos igual acierta que tira hacia la izquierda. Ayer encabezó un ritual surrealista. Enfundado en una playera verde ultrapegada, que dejaba apreciar la amplia redondez de su abdomen, metida en el short que coronaba con un par de calcetines y tenis grises; muy lejos de la moda del brujo común.

 

No es la primera vez que el Brujo Mayor predice el resultado de el Tri en un debut mundialista; ya lo hizo en Sudáfrica 2010 cuando vaticinó que los anfitriones le pegarían a México en su presentación, en un duelo que al final terminó empatado a uno. Como sea, el pronóstico de aquella ocasión no fue del todo errado para el Brujo Vázquez, quien había dicho que el Tri no pasaría de los octavos de final, como sucedió y que el campeón de la justa africana sería un país europeo (España se coronó).

 

Ayer, entre danzas, aplausos y gritos; ídolos de bronce mandados a hacer para la ocasión, como el “Mil manos”, una masa amorfa que evitará que al arco defendido por Corona, Ochoa o Talavera, le hagan daño; y entre amuletos y veladoras, el Brujo Mayor dio sus predicciones: México vencerá a Camerún, caerá con Brasil, vencerá a Croacia, y: “Jugará el quinto partido”.

 

Es larga la historia del Tri cuando se le relaciona con brujería. Están las que dicen que en el premundial de Haití, previo a la Copa del Mundo de 1974, los jugadores mexicanos fueron víctimas de vudú, y ya en este siglo, una de las historias más sonadas tiene que ver con el hombre escándalo del momento: Ricardo Antonio La Volpe, y aunque el relato no incluye ninguna podóloga, sí tiene que ver con las fuerzas esotéricas.

 

Al menos así lo contó hace unas semana Jesús el Cabrito Arellano, ex mundialista mexicano en Alemania 2006, quien en su cuenta de Twiter recordó lo que el timonel argentino ponía a hacer a los jugadores para recargarlos de energía: “Un día en la Copa América de Perú nos puso a jadear como perro que porque los perros así sacaban las malas vibras”, pero hay más según el Cabrito: “Que inches mamadas (sic) nos ponía hacer La Volpe. Un día con una chamana o algo así. Nos llevaron a las pirámides de México disque a recargar energías. Jajaja (sic) y estábamos como weyes (sic) soplando hacia el sur y el norte con los ojos cerrados”.

 

Así que: ¡Abracadabra!, ¡Shalakabula chachicomula di bi di da bi du bu!, ¡Shazam!, ¿cuál es su conjuro favorito para esta Copa del Mundo?

 

Para brujos, los de Brasil

 

Ana Paula Souza, una aficionada brasileña de apenas 28 años, que nada tiene de bruja, y sí, mucho de apasionada, y que ideo la forma de maniatar el alma de los argentinos sería pegando las estampitas de toda la selección albiceleste de cabeza en el álbum oficial del Mundial, una tradición que comenzó en Francia 1998, y vaya si les ha ido mal.

 

No es el único caso, hace cuatro años, para la Copa del Mundo de Sudáfrica, en Brasil fueron la sensación unos muñequitos de trapo, con los uniformes de las selecciones rivales a la brasileña, de 15 centímetros de largo, que se podían comprar en casi cualquier tienda; eran muñecos vudú, que incluían alfileres para pinchar a placer al rival que pareciera más peligroso. Lo dicho, en la guerra, en el amor… y en el futbol, todo se vale.