Sentido del civismo, dominio de las ciencias naturales para entender su entorno, pero sobre todo aprender a ser libres y autónomos en sus métodos de enseñanza son algunas de las características que, de acuerdo con especialistas, deben tener los maestros para dejar atrás un modelo educativo basado en el “autoritarismo”.

 

Para Blanca Heredia, directora del Programa Interdisciplinario de Políticas y Prácticas Educativas del CIDE, el primer requisito para ser profesor es que ame su carrera. “Es lo más importante, porque el trabajo es muy demandante física y mentalmente, y tampoco tiene el reconocimiento social que tenía antes”, apuntó la especialista.

 

El docente, agregó, debe dominar las materias que imparte y contar con las herramientas pedagógicas necesarias para impartir clases. Estos, subrayó, son los dos mayores retos para los maestros mexicanos.

 

Por su parte, Gilberto Guevara Niebla, integrante de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), señaló que los maestros deben aprender a ser libres y autónomos en sus métodos de enseñanza. El docente “necesita ser libre, necesitamos hombres libres, hombres autónomos, que piensen por sí mismos, formar muchachos inteligentes”.

 

Los profesores, dijo, son los responsables de formar a los nuevos ciudadanos, por lo deben tener valores, ética y sentido del civismo para transmitirlo a sus alumnos. De igual manera, el maestro tiene que dominar las ciencias naturales –física, química y biología-, para entender su entorno.

 

Sin embargo, los especialistas destacaron que los docentes en funciones –incluyendo a los recién egresados-, carecen de todas las características y todavía utilizan el modelo autoritario. “Seguimos utilizando la autoridad, donde el maestro es una enciclopedia que dicta a los alumnos, y ellos sólo toman notas y memorizan lo que les dicen. El maestro sigue siendo pragmático”, apuntó Guevara Niebla.

 

Los resultados de las pruebas estandarizadas, como Enlace o PISA, han demostrado que los alumnos carecen de los conocimientos necesarios de matemáticas y español para resolver una evaluación. Esto, señaló Mejía, es resultado de que los propios maestros no dominan los contenidos de los programas y tampoco desarrollaron las habilidades para impartir una clase.

 

“Lo vemos en un Oxxo, en el súper mercado, la gente no sabe ni siquiera hablar español bien. Mucho menos hacer una operación matemática simple, necesita ponerla en la calculadora. Eso nos habla de que los maestros no tienen un buen nivel y los menores no aprenden”, añadió la investigadora.

 

De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), el perfil del egresado de la escuela normal establece que debe tener habilidades de comprensión de lectura, desarrollar la capacidad de expresarse de forma escrita, interesarse en la investigación científica, así como usar los conocimientos adquiridos en la carrera para responder a las necesidades de sus alumnos, promover su autonomía para que los menores desarrollen competencias.

 

A partir de la reforma educativa, la SEP deberá establecer un nuevo perfil para los docentes a nivel nacional, con base en las aportaciones de las autoridades estatales y el INEE, tal como lo establece la Ley General del Servicio Profesional Docente.

 

Al respecto, Guevara Niebla reconoció que si bien el instituto sólo es un órgano normativo “somos muy ambiciosos. Estamos pensando cómo formar a los maestros de una manera distinta, cómo promover las pedagogías activas, como comunicarnos desde aquí con los profesores e impulsar un cambio educativo”.

 

Evaluar en el aula

 

En opinión de Guevara Niebla, para mejorar la enseñanza no bastan los cursos y diplomados. “No existe relación entre los cursos de capacitación y los resultados en el salón de clases”, puntualizó.

 

De acuerdo con el Estudio Internacional sobre Aprendizaje y Enseñanza, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2009, con 37 días al año los maestros mexicanos son los que más tiempo dedican a tomar cursos de actualización, lo cual no se refleja en su desempeño profesional.

 

Blanca Mejía coincidió en la necesidad de transformar la profesionalización de los docentes, no con cursos teóricos en un auditorio con 800 profesores más, sino en el aula con un supervisor que les indique sus fallas.

 

“Ya no se puede reproducir la carrera magisterial, cuyos resultados estaban totalmente desvinculados a la enseñanza y que en realidad sólo era un incentivo económico para los maestros”, puntualizó la investigadora.

 

Urge reforma a normales

 

Las escuelas normales, encargadas de la formación de los maestros, han fallado, aseguró Gilberto Guevara Niebla. Además del abandono financiero y académico de las escuelas, no existe un método para seleccionar a los mejores aspirantes a convertirse en profesores.

 

El estudio “Mejores Maestros para América Latina y el Caribe”, del Banco Mundial, señala que a nivel regional los requisitos para ingresar a las normales son menores comparados con los de otras carreras universitarias.

 

Por el contrario, en Finlandia sólo 10% de los aspirantes ingresa a una escuela para maestros, mientras que en Singapur los candidatos son elegidos de entre los primeros tres de cada generación de bachillerato.

 

En México, según el informe “Enseñando y Aprendiendo: logrando la calidad para todos”, la docencia es vista como una segunda opción para quienes no lograron el puntaje suficiente para ingresar a otras carreras como medicina o ingeniería.

 

Blanca Mejía, directora del Programa Interdisciplinario de Políticas y Prácticas Educativas del CIDE, señaló que si bien no hay estudios suficientes sobre las normales, las investigaciones han detectado que muchos jóvenes ingresan a esta carrera por tradición familiar, porque era su segunda opción, o atraídos por la garantía de obtener una plaza vitalicia en el magisterio.