GINEBRA. A pesar de que la mortalidad de mujeres durante el embarazo o el parto se redujo casi a la mitad desde 1990, todavía mueren unas 33 mujeres cada hora, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

En un nuevo informe, la OMS señaló que estas muertes se deben a enfermedades que se pueden prevenir o tratar y que complican el embarazo, como la diabetes, el VIH, la malaria o la obstrucción del parto.

 

Todavía existe una gran brecha entre las tasas de mortalidad materna entre los países ricos y los pobres, destacando la necesidad de que las naciones con menos recursos inviertan más en el cuidado de la salud.

 

No obstante, el informe destaca que la región de Latinoamérica sobresale en el declive de la mortalidad materna que se observa desde 1990, aunque con 77 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos todavía está bastante lejos de los niveles de los países desarrollados, donde la tasa media es de 16 fallecimientos.

 

Estos nuevos datos fueron hechos públicos hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como parte de estadísticas mundiales que dejan en claro que la mortalidad materna sigue siendo reflejo de la brecha entre ricos y pobres.

 

En el conjunto de países de economías desarrolladas (independientemente de la crisis que puedan atravesar), el riesgo de mortalidad materna es de 1 entre tres mil 700, frente a 1 entre 160 en el mundo en desarrollo, de 1 entre 38 en África subsahariana o de 1 entre 570 en Latinoamérica.

 

En África subsahariana ocurre 62% de todas las muertes maternas del mundo.

 

Los datos anunciados hoy muestran también las dramáticas cifras que corresponden a dos países: India (17%) y Nigeria (14%).

 

Según las estadísticas que se han divulgadas hoy y que pasan a ser los referentes mundiales en la materia, la mortalidad materna se ha reducido en 45% en el mundo desde 1990 y se mide por una tasa de 210 muertes de mujeres por cada 100 mil nacidos vivos.

 

La directora general del departamento de la Familia, la Mujer y la Salud de los Niños de la OMS, Flavia Bustreo, consideró que hay que intensificar el seguimiento de los embarazos que presentan enfermedades que son susceptibles de agravarse.

 

El director de Salud, Nutrición y Población de la OMS, Tim Evans, por su lado insistió en la necesidad de “documentar cada uno de estas muertes trágicas, determinar su causa, e iniciar acciones correctivas con urgencia”.

 

Los países con mayor riesgo de mortalidad materna son Chad y Somalia seguidos por India, Nigeria, República Democrática del Congo, Etiopía, Indonesia, Pakistán, Tanzania, Kenia, China y Uganda.

 

En cuanto a las madres jóvenes, el informe subrayó que “más de 15 millones de niñas de entre 15 y 19 años de edad dan a luz cada año, una de cada cinco, antes de cumplir los 18, y muchos de estos embarazos son el resultado de relaciones sexuales no consensuadas”.

 

Sobre este problema, la directora ejecutiva adjunta de las Naciones Unidas para la Población, Kate Gilmore, abogó por impulsar la inversión en investigación en el área de los anticonceptivos.

 

A pesar de los avances, la OMS observó que en los últimos 20 años ha habido muy poco progreso en la prevención de embarazos, abortos, muertes maternas, infecciones de transmisión sexual de los adolescentes y el VIH.

 

La OMS indicó que continúa habiendo importantes lagunas en la disponibilidad, la calidad, el acceso a la educación y los servicios integrales en sexualidad para jóvenes, especialmente en los países de bajos ingresos.

 

“Las metas mundiales y nacionales más allá de 2015 serán importantes para el seguimiento de los avances en la reducción de las muertes maternas y la garantía de que la salud materna continúa siendo una prioridad para el desarrollo global”, concluyó la OMS.

 

Avance Latinoamericano

 

En Latinoamérica, varios países han dado pasos muy significativos para atajar la mortalidad materna, como Uruguay, que en el periodo 1990-2013 consiguió reducirla en 67%; Perú, en 64%; Chile, en 60%, y Guatemala, en 49%.

 

Brasil también avanzó de manera notable en esta área, con una reducción de la mortalidad materna de 43%, mientras en Ecuador cayó 44%, y en El Salvador, en 39%.