GINEBRA. El informe que presentará El Vaticano al Comité de Naciones Unidas (ONU) contra la Tortura no incluye ni hace alusión de los casos de pederastia clerical perpetrados en diversas partes del mundo, lamentaron hoy organizaciones de la sociedad civil.

 

La Santa Sede será examinada el 5 y 6 de mayo por el Comité de la ONU, sin embargo, el documento que presentó no incluye ninguna mención a las miles de denuncias sobre este flagelo al que han sido sometidos decenas de miles de niños y jóvenes.

 

A pesar de que el propio Papa y ahora San Juan Pablo II pidió en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz en 1980 que a la tortura “se le llame por su nombre”, el informe sometido por El Vaticano no se refiere a la violencia sexual que, independientemente de quien la cometa, es considerada un tipo de tortura.

 

Según el reporte del Vaticano, el Papa Juan Pablo II dijo que “la verdad sirve a la causa de la paz”, la violencia florece en la mentira “y tiene necesidad de la mentira”.

 

Además la violencia trata, “para justificación propia”, “de desacreditar sistemática y radicalmente al adversario, sus actuaciones y las estructuras socio-ideológicas en las que se mueve y piensa”.

 

El Papa Juan Pablo II pidió que para fomentar la paz debían ser “llamados por su nombre, en primer lugar, los actos de violencia, en particular a la tortura” (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1980, párrafos 17 y 4).

 

En 2001, Juan Pablo II instó a un diálogo entre culturas y tradiciones en favor de elementos comunes significativos y valores comunes como la solidaridad, la paz, la vida y la educación. Declaró que “no se puede invocar la paz y despreciar la vida”.

 

Tras señalar algunos ejemplos notables de respeto de la vida, observó la “trágica espiral de muerte que abarca homicidios, suicidios, abortos, eutanasia, como también mutilaciones, torturas físicas y psicológicas, formas de coacción injusta, encarcelamiento arbitrario, recurso innecesario a la pena de muerte, deportaciones, esclavitud, prostitución, compraventa de mujeres y niños”.

 

En ese momento Juan Pablo II pidió “construir una civilización de amor y paz auténticos, respetando y protegiendo de las atrocidades a todas las personas, en particular a los sectores más débiles y vulnerables de la sociedad”.

 

Un informe del Centro de Derechos Constitucionales (CCR) y la Red de Sobrevivientes de aquellos Abusados por Sacerdotes (SNAP), enviado al Comité de la ONU, lamentó la falta de mención de la violencia sexual cometida por sacerdotes contra miles de niños en todo el mundo.

 

“No se hace mención de los actos que han ocasionado profundo y duradero sufrimiento físico y mental que se han traducido en una cantidad asombrosa e incalculable de daños con poca o ninguna rendición de cuentas y acceso a la reparación en todo el mundo”, aseveró el documento.

 

Para las organizaciones no gubernamentales (ONG), el Informe Inicial de la Santa Sede a este Comité “es en sí mismo evidencia de la minimización de estos delitos y el daño resultante”.

 

La Red Internacional de Derechos del Niño (CRIN), en otro informe, critica que “los hechos hablan por sí mismos”.

 

Y los hechos demostrarán que, en efecto, “los que tienen el poder en El Vaticano han ayudado a fomentar una cultura de la violación dentro de la iglesia que la acepta, tolera y, en última instancia, la perpetúa”, aseguró la CRIN.

 

Hoy en día, la crisis de los abusos sigue haciendo estragos en el corazón católico de muchos países, señaló la CRIN recordando que se ha intentado llevar el caso a la Corte Penal Internacional.

 

Indicó que, a pesar de que la Santa Sede ha reconocido la gravedad y la magnitud de los abusos sexuales del clero sobre los niños, esto no ha resultado aún en una acción para garantizar que las denuncias sean investigadas por la justicia civil y que sus autores no queden en la impunidad.

 

Argumentó que “hay un vacío en lo que respecta a la Santa Sede y la aplicación de sus leyes y reformas revisadas. Incluso en 2013, sus reformas seguían siendo vagas”.

 

“No hay pautas que tratan directamente con la garantía del bienestar de la víctima y muchos casos graves todavía son tratados por la Congregación de la Doctrina de la Fe y no se les envía a las autoridades judiciales civiles”, sostiene.

 

“El resultado sigue siendo la incapacidad histórica del Vaticano para tratar el tema de manera efectiva. No hay un sistema transparente y decisivo con el que hacer frente al problema a escala mundial a través de toda la Santa Sede”, manifestó.

 

El Comité de la ONU contra la Tortura, compuesto por 10 expertos, ha llamado a la violación y otras formas de violencia sexual por su nombre, es decir, como tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, enfatizaron las ONG.

 

Además la ONU “expresa su reconocimiento y aceptación universal de la violación y la violencia sexual como forma de tortura en el sistema internacional de derechos humanos”.

 

Más concretamente, los tribunales “ad hoc” de Ruanda y la exYugoslavia han reconocido en repetidas ocasiones que tales actos constituyen también tortura, destacó el informe de la sociedad civil enviado a los expertos de la ONU.