Tras una larga y exitosa carrera como jugador, el técnico de la selección de Bosnia-Herzegovina, Safet Susic, se ha encargado de echar por tierra el refrán futbolero que señala que “nunca un buen jugador llega a ser un buen entrenador”.

 

Aunque han existido muchos ejemplos de que esta vieja máxima del balompié internacional no es precisamente muy cierta o exacta, pues a bote pronto estarían los casos de Jorge Mario “Lobo” Zagallo o el alemán Franz Beckenbauer, que ganaron Copas del Mundo primero como jugador y luego desde el banquillo.

 

Susic inició su carrera como estratega en 1994, siendo el conjunto francés Cannes el primer equipo que dirigió; en los 42 partidos al mando ganó 17, empató 10 y perdió 15.

 

Salvo un efímero paso por el balompié de Arabia Saudita con el Al Hilal, el resto de su trayectoria como entrenador la desarrolló en Turquía, donde dirigió a las escuadras Istanbulspor, Konyaspor, Ankaragücü, Caykur Rizespor y Ankaraspor.

 

Su palmarés es aceptable, pues sus equipos han disputado 137 partidos, con 65 triunfos, 25 empates y 47 descalabros.

 

Susic se hizo cargo del representativo de Bosnia-Herzegovina el 28 de diciembre del 2009 y se convirtió en el primer técnico bosnio en clasificar al equipo nacional de su país a una Copa del Mundo, la de Brasil 2014.

 

Su debut en el banquillo fue el 3 de marzo del 2010 en un amistoso efectuado en Sarajevo donde vencieron a Ghana por 2-1. Posteriormente guió a este cuadro disputar un repechaje contra Portugal para clasificar a la Eurocopa 2012, el que perdió.

 

Pero en la eliminatoria rumbo a Brasil 2014, los “dragones” explotaron a la ofensiva, pues triunfaron en ocho de los 10 partidos disputados, mostrando una impresionante efectividad con 30 goles a favor y seis en contra, lo que les dio el boleto mundialista, pues terminaron empatados en puntos con Grecia.

 

Ahora, tratará de repetir esa gran actuación de las eliminatorias en territorio brasileño, donde el combinado europeo debutará en una Copa del Mundo con mucho que ganar y nada que perder.