La música de la banda californiana Red Hot Chilli Peppers se utilizó en prisión de Guantánamo para torturar a prisioneros, según documentos de la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA).

 

De manera anónima, oficiales estadunidenses confirmaron esta práctica a la cadena de televisión Al Jazeera, incluso detallaron que un prisionero fue confinado a una habitación a oscuras, donde fue obligado a escuchar al grupo en repetidas ocasiones entre mayo y junio de 2002.

 

El objetivo era sacarle información a los sospechosos acusados de terrorismo.

 

Esta no es la primera vez que la música se emplea como una táctica para interrogar sospechosos. En el 2003, los prisioneros de guerra iraquíes que no cooperaron fueron sometidos a la música de Metallica, Plaza Sésamo y Barney.