La lucha libre en el PAN será en ring de lodo, de rudo contra rudo y de máscara contra cabellera… aunque lo correcto sería decir: de cuasi-máscara contra cuasi-cabellera.

 

Si el actual dirigente nacional gana la elección por la presidencia del PAN para el periodo 2014-2017 y resulta reelecto, hará pedazos la máscara del senador con licencia Ernesto Cordero Arroyo, y detrás del rostro del “delfín fallido” 2012 aparecerá (¡sorpresa!) la cara del verdadero y auténtico contendiente que quiere controlar al partido de las cofradías blanquiazules: el ex presidente de la República Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que no se resigna al retiro político.

 

Si, por el contrario, Cordero resulta vencedor y deja tirado en la lona a Gustavo Madero Muñoz, el aspirante a la reelección tendrá que raparse la escasa cabellera que todavía conserva.

 

No hay que dejarse engañar por las apariencias. Ernesto Cordero no se manda solo. La guerra real que él supuestamente encabeza está declarada por el grupo que se dice “calderonista a mucha honra”, y su pelea a muerte política es contra cualquiera que se les oponga. El lema de esa “troupe” podría ser: “Quien no esté conmigo está contra mí”. En esas condiciones, Ernesto Cordero juega el triste papel de precandidato aparente -será candidato cuando se registre-, porque el jefe del grupo que pulula alrededor del senador es el autodenominado Hijo desobediente.

 

Por su parte, Madero está siendo empujado a convertirse en el líder, no del “maderismo” como sería lógico, sino del anticalderonismo. De esa manera intentará sumar a su causa al ejército de panistas que le quieren cobrar cuentas pendientes al correligionario que, después de 12 años, volvió a abrirle a los priistas la puerta de la residencia oficial de Los Pinos.

 

Discursos van y vienen de ambas partes en disputa. Cordero afirma -sin morderse la lengua- que su lucha es contra la corrupción, la pérdida de valores democráticos y el entreguismo progobierno que prevalece en la actual dirigencia nacional del PAN. A su vez, Madero insiste en la tesis de que su partido debe mantener frente al gobierno de Enrique Peña Nieto una firme actitud de negociación, acuerdos y crítica.

 

Sin embargo, la triste verdad es que Ernesto Cordero quiere una sola cosa: hundir a Madero (él mismo lo dijo así), mientras que Gustavo Madero quiere (aunque no lo ha dicho ni lo dirá) entonarle un sentido requiescat in pace a la carrera política de Felipe Calderón.

 

En resumen: los militantes panistas que votarán para elegir a su próximo líder nacional, tendrán solamente dos sopas para escoger: el calderonismo y el anticalderonismo.

 

Una pregunta ingenua: ¿por quién votará la señora Josefina Vázquez Mota, anticalderonista de hueso colorado, que decidió no subirse al ring? Por supuesto que no le dará su voto a Felipe Calderón… ¡Perdón!, a Ernesto Cordero, pero tampoco es creíble que se lo dé a Gustavo Madero, a quien acusó, después de perder la elección presidencial 2012, de que le había escamoteado los recursos financieros para la campaña electoral.

 

¡Y entonces? ¡Pues Jose votará por nadie!

 

AGENDA PREVIA

 

Un puntilloso observador pregunta: ¿Cómo ves las declaraciones picantes y divertidas que hizo Carlos Ahumada a El Universal? Pero él mismo se responde: La seño Chayito debe de estar vomitando verde y preparando su carta de renuncia por motivos de salud. ¡Pin…toresco Ahumada!, exclama. No le perdonó la vida a la mujer que se volvió loquita por él, y dijo en la entrevista algo así como: “No, pues la verdad yo no estuve enamorado de ella.”

 

Ante tal espectáculo, algunos integrantes del gabinete especializado en el México “jodido”, perdón, próspero, se preguntan entre sí: ¿Cuántos días le das a la “señito” de la Cruzada Nacional Contra el Hambre para que presente su renuncia por motivos de salud? Pero lo más relevante, acota el columnista, sería el nombre del posible sucesor. ¿Podría ser este muchachito al que andan “placeando”? ¿Cómo se llama?, ¿cómo se llama?..