Todos hemos visto esta imagen o una similar: cuatro anuncios en vallas colocadas en la pared de un lote baldío. Describo los anuncios que vi hace unos días sobre Calzada de Tlalpan.

 

Primero, la revista Alcaldes de México promociona su ejemplar con la entrevista a Leticia Quezada. Cualquiera diría que más que publicidad de la revista, como ocurrió ya con el gobernador de Chiapas, la publicidad es para la delegada en Magdalena Contreras.

 

Segundo, Ariadna Montiel, diputada local, anuncia su primer informe de labores, tras 16 meses en el cargo. “Valor social, por la defensa del petróleo”. Algo debe saber que los habitantes del Distrito Federal no sabemos. Quizá hay chapopoteras en los humedales limítrofes con Chalco, o yacimientos de gas en el Ajusco.

 

Tercero, la película Gravedad, destacando los nombres de Sandra Bullock y George Clooney, así como la frase “No te sueltes”.

 

Cuarto, Mario Delgado, también promocionando su primer informe de labores, “¿Qué hace un senador? Leyes contra el bullying y obesidad infantil.”

 

Salgo a caminar por la delegación Benito Juárez y me encuentro vinilonas con la fotografía de Jorge Romero, jefe delegacional, la palabra Soluciones y también la promoción de su primer informe. En la misma delegación Benito Juárez, y en otras distintas a la Miguel Hidalgo, encuentro espectaculares y módulos de valet parking con la imagen de Víctor Romo y la frase “Tú pagas, tú mandas”.

 

Así puedo seguir enumerando frases y publicidades. 16 jefes delegacionales, 66 diputados locales, 27 diputados federales de distrito, tres senadores, más los plurinominales. ¿Todos tienen que promocionarse con un alto dispendio de recursos durante la ventanita legal que les da su informe o la promoción de su oficina de enlace?

 

¿Todos pueden promocionarse más allá de su circunscripción?

 

Supongamos que yo quiero postularme a jefe de Gobierno ¿Quién me conoce? ¿Puedo promocionarme por toda la ciudad so pretexto de mi cumpleaños? De entrada, en mi condición de ciudadano de a pie tengo una desventaja enorme respecto a figuras como Mario Delgado o Víctor Romo.

 

Aún si fuera permitido que cualquier ciudadano se anunciara so pretexto del Día del Padre o la Madre, el Día del Niño o por los mismos motivos que políticos con “hueso” lo hacen, no contaría con el apoyo logístico de un jefe de prensa, asesores que coticen la renta del local, ni favores con qué pagarlo.

 

Dolores Padierna, senadora, rindió su informe en la Arena Ciudad de México ¿lo rentó o simplemente cobró un favor? Jorge Romero asegura no haber pagado nada por el Pepsi Center ¿a cambio de qué?

 

¿Y quién hace las llamadas, quién imprime las invitaciones, quién decora, quién paga la publicidad y las muñequitas que lo flanquean el día de El Evento? La realidad es que los ciudadanos estamos en condición de total desventaja frente a las costumbres de los políticos. Y aún si uno llegara a legislador o delegado, se encuentra con este sistema de incentivos a desarrollar una estructura de intercambio de favores y de promesas a medio cumplir.

 

Los informes de legisladores informan lo que ya es público y omiten lo esencial. No nos transparentan sus recursos, sólo ensalzan al personaje. Los informes sirven para presumir su labor de coyotes con fuero (es decir, las gestiones que realizaron) y las iniciativas que presentaron (sin necesidad de que sean aprobadas). A estos grandes encuentros de políticos acuden diputados, secretarios, delegados, presidentes municipales, senadores, el propio jefe de gobierno ¿tan desocupados andan para dedicar tanto tiempo a lo estéril?

 

El hueso posee capacidades gravitacionales. Nos recuerda la publicidad de la película de Alfonso Cuarón. El político quiere estar allí, copia las prácticas que no conducen a nada pero que lo mantienen vivo en el sistema político. No te sueltes, se dicen a sí mismos.