El reportero Gregorio Jiménez de la Cruz fue enterrado en el panteón de Villa Allende, en el municipio de Coatzacoalcos, con la exigencia de “justicia”, y de que detengan a otros dos miembros que participaron en el plagio y asesinato del periodista.

 

El cuerpo del reportero del periódico Notisur y La Red, secuestrado el 5 de febrero, fue despedido bajo su religión cristiana, con cánticos y en compañía de su esposa Carmela Hernández Osorio, sus siete hijos, y 10 nietos.

 

Sandy Bell, Luis Alberto, y Suemy, hijos mayores del periodista, aseguraron que su padre fue asesinado por publicar que en el bar El Palmar, cuya dueña es Teresa de Jesús Hernández Cruz, se han denunciado secuestros de migrantes.

 

“Mi papá no era de los que buscaba pleito, todo el mundo lo conoce, todo mundo sabe qué gacho fueron, porque mi papá no se mete en problemas, al contrario si a mi papá le pedías una camisa se la quitaba y te la daba”, agregóLuis Alberto.

 

La viuda exigió protección para toda su familia y rechazó que hayan pretendido comprar su silencio para ya no dar declaraciones.

 

Carmela Hernández aclaró que las autoridades veracruzanas sólo le han ofrecido apoyo para que sus cuatro hijos menores sigan estudiando.

 

Familiares, amigos y conocidos dieron el último adiós a Goyo, entre cánticos y oraciones.

 

Gregorio Jiménez fue secuestrado el pasado 5 de febrero de su casa en Villa Allende, y cuyo cuerpo fue localizado en una fosa clandestina en la colonia José Mario Rosado de Las Choapas, Veracruz este martes.