Como siguiente medida, en septiembre de 1993, Salinas decidió iniciar la Cuarta Semana de Solidaridad en Chiapas, precisamente en Guadalupe Tepeyac, en donde inauguró un hospital rural, un servicio de agua y celebrar una audiencia pública.

 

La seguridad se duplicó en la zona, ante los informes que se tenían de la guerrilla, se llevaron a indígenas “acarreados” a los eventos, aunque en realidad, después de una análisis fotográfico posterior, tras el primero de enero de 1994, casi todos los que acudieron al evento del presidente eran zapatistas sin capucha.

 

Para octubre de 1993, el Cisen logró documentar en un segundo informe, la capacidad operativa del EZLN. De acuerdo con los documentos, los zapatistas contaban con mil 622 armas, la mayoría de ellas escopetas, sólo unas 300 eran de grueso calibre. También definieron las 110 comunidades en las que tenía sus bases de apoyo. Esa poca capacidad de fuego significaba que los zapatistas no eran un problema de seguridad nacional.

 

Esta vez, el presidente Salinas ordenó a la PGR que enviara un equipo para investigar. Fueron en total 10 agentes, entre ministerios públicos y policías. No lograron penetrar la zona, pero confirmaron que había campesinos armados, encapuchados y existían retenes.

 

Aunque el rastreo de recursos que llegaban a los zapatistas mostraban que había organizaciones de derechos humanos internacionales que apoyaban proyectos productivos que terminaban favoreciendo a la guerrilla, también se detectó dinero procedente de los empresarios ubicados en el Distrito Federal y vinculados a Ruta-100, el sistema de transporte público de entonces de la Ciudad, pero nunca se profundizó en ello.

 

De acuerdo con los reportes de inteligencia, en noviembre de 1993 se informó a Salinas que se había logrado interceptar distintos mensajes que señalaban el mes de enero como el inicio de las operaciones. No llegó ninguna orden del presidente, ignoró la advertencia.

 

Ninguna de las oficinas de seguridad se imaginaba que la movilización guerrillera comenzaría la noche del 31 de diciembre para tomar los municipios chiapanecos las primeras horas del primero de enero de 1994. Tardó casi una hora en llegar el reporte desde Chiapas, después de que los zapatistas dispararan contra policías municipales resultando muertos y heridos unos 14 y tomaran posesión de las presidencias municipales.

 

Entonces Salinas ordenó la movilización del Ejército, en pocos días fueron desplazadas 12 mil tropas en la zona, que incluyó el disparo de proyectiles y el desplazamiento de tropas de élite en paracaídas. La peor confrontación ocurrió en Ocosingo, donde fueron asesinados varios de los guerrilleros, incluso aquéllos que ya habían sido detenidos vivos.

 

Los zapatistas se replegaron, no tenían la capacidad militar para mantener una confrontación con el Ejército. Doce días después, tras la presión internacional, el presidente Salinas ordenó el cese al fuego y comenzaron las mesas de negociaciones semanas después, las cuales 20 años después, no han terminado.

 

Oficialmente falló el sistema de inteligencia y por ello fue destituido el secretario de Gobernación y el gobernador de Chiapas renunció.

One reply on “Se le agotaba el tiempo a Salinas”

Comments are closed.