El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entró en vigor hace 20 años fue la plataforma para convertir a México en la decimosexta potencia exportadora del mundo, pero no cumplió la promesa de abatir la pobreza en el país.

 

Por ello, el Gobierno de Enrique Peña Nieto apuesta a actualizar aquellos capítulos del convenio que han quedado rebasados por la dinámica de la economía global.

 

“Las exportaciones representan casi el 50 % del producto interno bruto de México”, dijo a EFE el economista Luis de la Calle, quien durante su gestión como ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Washington tuvo una participación activa en el diseño, promoción y aplicación del TLCAN.

 

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía (SE), las exportaciones pasaron de 51.886 millones de dólares en 1993, el año previo a la entrada en vigor del pacto comercial, a 370.705 millones el año pasado, un aumento de 614 %.

 

Alrededor de 80 % de las exportaciones de México van hacia Estados Unidos, su principal socio en el convenio, con un incremento de 571 %, al pasar de 42.912 millones de dólares a 287.844 millones en el mismo lapso.

 

Por su parte, las importaciones de mercancías estadounidenses totalizaron 185.110 millones de dólares el año pasado, lo que significó un superávit de 102.734 millones en favor del país latinoamericano.

 

A Canadá, el otro participante del bloque norteamericano, México vendió bienes por 10.938 millones de dólares en 2012, lo que representa un aumento de casi 600 % respecto a los 1.563 millones de 1993.

 

Frente a las importaciones por 9.890 millones de dólares, la balanza comercial con Canadá fue de 1.048 millones favorable a México el año pasado.

 

De la Calle señaló que este desempeño del comercio exterior fue especialmente provechoso para los estados mexicanos con economías orientadas a la exportación, algunos de los cuales han tenido “tasas de crecimiento prácticamente asiáticas”.

 

Un análisis de la institución financiera Banamex señaló que de los 32 estados, 19 registraron un crecimiento económico igual o superior al observado a nivel nacional en 2011, que fue de 3,9%.

 

“Destacan los casos de Querétaro, Puebla, San Luis Potosí, Sonora y Nuevo León, con crecimientos del PIB superiores a 6,5 %”, indicó el estudio. Colima fue “la China de México” con un aumento del 8,7 %.

 

De acuerdo con De la Calle, esto se traduce en la creación de empleos en el sector exportador y la mayor disponibilidad de productos de calidad y a precios accesibles para los consumidores.

 

No obstante, el auge exportador no ha hecho mella en los índices de pobreza de México. Un diagnóstico del Banco Mundial divulgado en octubre pasado indica que 52,3 % de los mexicanos viven en situación de pobreza moderada, frente al 53,1 % de 1992.

 

A su vez, la pobreza extrema en el país pasó de 21,4 % a 19,7 % en ese periodo, una cifra que se dispara en estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, que registran tasas de 32,2, 31,7 y 23,2 %, respectivamente.

 

“Esos niveles son 10 veces más elevados que los de Nuevo León, el Distrito Federal y Baja California (2,4, 2,5 y 2,7 %)”, según el estudio.

 

Algunos analistas achacan estas disparidades al diferente grado de integración de las economías locales al comercio global, en gran medida a raíz del TLCAN, y culpan también al convenio de que muchas pequeñas granjas y fábricas mexicanas hayan sido arrasadas por una ola de importaciones baratas procedentes de EE.UU.

 

El propio secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, reconoce que el convenio “no ha sido capaz de derramar todos sus beneficios de forma pareja” y por ello defiende su modernización para lograr una integración productiva que arroje beneficios a la sociedad y mejore la competitividad de la región.

 

En su opinión, ello significa mejorar las logísticas de transporte, facilitar los cruces fronterizos, disminuir costos de transacción en el intercambio de mercancías y homologar normas en los sectores productivos.

 

De la Calle también admite que el tratado comercial se ha quedado corto en algunos campos, y sugiere hacer acuerdos complementarios en las áreas de transporte, servicios de salud y educación.

 

Sin embargo, insiste en que el comercio ha sido el principal motor de la economía mexicana y subraya el impacto regional y global del pacto.

 

“Sin TLCAN no habría Ronda de Doha ni Alianza del Pacífico”, dijo, y añadió que también ha desempeñado un papel importante en los procesos de integración latinoamericana al servir como modelo para otras negociaciones y convenios.