WASHINGTON. Revelaciones publicadas por el diario estadunidense The Washington Post indican que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, llevó a cabo un programa de acción encubierta que “ayudó” al gobierno de Colombia a asesinar a por lo menos dos docenas de líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

 

La noticia fue implícitamente confirmada por el expresidente colombiano Ernesto Samper, para quien la revelación no debe “sorprender”, y por el excomandante del Ejército del país sudamericano Manuel Bonnet, quien aseguró que “no es un tema nuevo”.

 

La “ayuda” secreta -que también incluye espionaje sustancial de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por su sigla en inglés) fue financiada a través de un presupuesto negro multimillonario que no forma parte del paquete oficial de nueve mil millones de dólares en el marco del llamado Plan Colombia, que comenzó en el año 2000 y fue autorizado por el entonces presidente, George Walker Bush, y continuó con su sucesor a partir de 2009 y actual mandatario, Barack Obama, afirmó el Post.

 

De acuerdo con el Post, el programa encubierto proporcionaba al gobierno colombiano dos servicios esenciales. El primero consistía en otorgar a los servicios de inteligencia en tiempo real que permite a las fuerzas colombianas capturar a los líderes de las FARC.

 

El segundo, a partir de 2006, fue la dotación de una herramienta eficaz para aniquilar a los rebeldes, consistente en un equipo de orientación por GPS, cuyo costo es de 30 mil dólares. Este dispositivo convierte una bomba de gravedad de poca precisión de unos 200 kilos en una bomba inteligente de alta precisión capaz de matar a una persona en la selva si su ubicación exacta puede ser determinada.

 

Citó el caso del asesinato del comandante de las FARC, Raúl Reyes, vicejefe de la guerrilla, en marzo de 2008, cuando la Fuerza Aérea colombiana lanzó bombas inteligentes en una zona fronteriza de Ecuador.

 

Esa operación, en la que murieron al menos otras 24 personas, causó la reacción del gobierno de Ecuador, que no había sido avisado, y resolvió romper la relación diplomática con Colombia, cuyo ministro de Defensa era entonces el actual presidente, Juan Manuel Santos.

 

The Washington Post aseguró que ese programa secreto en Colombia es una de las mayores operaciones encubiertas de inteligencia desarrolladas por Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.

 

“No creo que nos deba sorprender”, opinó Samper, quien gobernó Colombia entre 1994 y 1998, en declaraciones a la radio Caracol.

 

Expertos citados por agencias internacionales han recordado en reiteradas ocasiones que a lo largo de los últimos 10 años de existencia del Plan Colombia Washington ha “colaborado” en la lucha antiguerrillera y antinarcotráfico.

 

El diario basó su informe en entrevistas a más de 30 funcionarios estadunidenses y colombianos, tanto de las actuales administraciones como de anteriores, y la mayoría de los entrevistados declaró bajo la condición de que se mantuviera su anonimato, pues el programa es confidencial y se mantiene.

 

La CIA se abstuvo de comentar estas revelaciones.

 

Por su parte, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se limitó a comentar al Post que la CIA ha sido “de ayuda” al brindar a su Ejército un mejor entrenamiento y conocimiento.